Jackie Coogan, el actor que dio nombre a las galletas Chiquilín

Así, las películas se promocionaban mejor y se evitaba mencionar complicados nombres o apellidos extranjeros: el vagabundo torpe y de buen corazón encarnado por Chaplin en 'La quimera del oro' o 'Luces de la ciudad' pasó a ser conocido como Charlot, mientras que el dúo formado por Stan Laurel y Oliver Hardy recibió el alias de El Gordo y el Flaco. En el mercado cinematográfico hispano Buster Keaton pasó a ser 'Pamplinas', Larry Semon fue 'Jaimito', Jimmy Aubrey 'Sandalio', Billy Bevan 'Canuto', Charles Murray 'Bartolo'…

Entre los sobrenombres artísticos dados en los años 20 a distintos actores norteamericanos figuraron también Ambrosio, Tomasín, Merenguito, Nicomedes o Chiquilín, que es el que hoy nos interesa por haber acabado bautizando a las galletas más famosas de Bilbao. Las Chiquilín de Artiach nacieron en 1927 de la mano de Gabriel Artiach Gárate, responsable por entonces de la expansión de esta empresa familiar y gran aficionado al cine.

Tal y como se detalla en la tesis 'La galleta y el diseño, el modelo Artiach' (Miguel Morenés Artiach, 2016) don Gabriel solía acudir todas las tardes a una sesión cinematográfica para distraerse y olvidar los problemas del trabajo. Y fue en la pantalla grande donde encontró inspiración para dar nombre a la nueva creación de Artiach, una galleta especial hecha a base de mantequilla, miel, yemas de huevo, azúcar, harina y una pizca de coco.

Este producto, muy distinto a la famosa María redonda y con un sabor y textura inimitables, se convertiría en el gran éxito de Artiach gracias a una imagen de marca bien estudiada y a un nombre ya popular: Chiquilín. Ése era el alias artístico en España de Jackie Coogan (1914-1984), actor estadounidense que triunfó en todo el mundo con apenas 7 años gracias a su aparición en la película 'El Chico' de Charles Chaplin (1921).

Estrenado en España el 20 de diciembre de 1922, este film fue el primero de los muchos en los el pequeño Coogan encarnaría a un niño huérfano, pícaro y tierno, vestido habitualmente con gorra y peto de tirantes. Enseguida fue conocido como Chiquilín, apodo que se utilizaría para promocionar otras películas suyas como 'Chiquilín no tiene enmienda' o 'Chiquilín artista de circo'. Cines como el bilbaíno Olimpia se anunciaban en prensa avisando simplemente de que exhibirían «la nueva película de Chiquilín», o calificaban a un film –por ejemplo 'El hijo de Flandes', en 1925– como «la más grande creación de Chiquilín».

Chiquilín era un personaje muy popular entre el público infantil y además tenía los atributos que Artiach buscaba para su nueva galleta: energía y simpatía. La empresa solicitó registrar la marca Chiquilín en febrero de 1927 con un diseño de galleta distinto al que luego sería clásico en ella, pero en el que ya aparecían las palabras «Artiach - Chiquilín - Bilbao» y la estampa del niño con gorra, claramente inspirado en Jackie Coogan.

Artiach comenzó a anunciar esta galleta como una «nueva creación» a principios de 1928, cuando un paquete de 200 gramos costaba una peseta, y después de la Guerra Civil encargaría su promoción a la agencia de publicidad O.E.S.T.E., donde trabajaba el dibujante Emilio Ferrer. Sería él quien ideó el rediseño de la marca y la potente imagen de Chiquilín, siempre presente en las latas, cartelería o escaparatismo de la empresa con sus enormes pantalones y un tirante cruzado.

Mientras, Jackie Coogan se había hecho mayor: fue piloto en la Segunda guerra Mundial y en los 60 acabó siendo el Tío Fétido de 'La familia Addams'. Probablemente nunca llegó a probar las deliciosas galletas que inspiró siendo niño, pero al menos ahora cuando se coman ustedes una se acordarán de él.