La calabaza, una fruta muy rica en nutrientes
El emblema de la noche más terrorífica es quizás el producto de la huerta con peor fama; del todo inmerecida porque se trata de una auténtica fuente de salud
Lo que se ha hecho con la calabaza no tiene nombre. Cuándo éramos chavales llamábamos por su nombre a los suspensos. Crecimos un poco y, ¡hala!, de cada desengaño amoroso dijimos que simplemente nos habían dado calabazas. El mayor espectáculo de la historia de la televisión en España, el 'Un, dos, tres', la tuvo como ejemplo del peor premio que podía tocarte. ¡Ay, aquella simpática Ruperta! Por eso digo, proclamo, que no es justo. Ha llegado el momento de poner las cosas en su sitio.
La celebración de Halloween, una fiesta que tiene a este fruto de la tierra como emblema del terror, el escalofrío y el desasosiego, es la ocasión perfecta para reconocer la grandeza de tan deliciosa y saludable hortaliza. ¡Bienvenida calabaza! «Su fama es del todo inmerecida, porque se trata de una auténtica fuente de salud», afirma la médico nutricionista Ana Tellería, de la red IMQ. Todo son bondades en ella. Y si no lo cree, siga leyendo.
Prima carnal del calabacín, el melón, la sandía y el pepino, las hay de muchas formas, colores y tamaños. Unas son diminutas y otras llegan a alcanzar los 25 kilos de peso. Pero todas se caracterizan por contener en su interior una pulpa de color naranja, como el melocotón, el mango o la zanahoria, que es riquísima en nutrientes. «Resulta muy interesante para el mantenimiento de una dieta sana y equilibrada», aconseja la especialista.
Protectora de la visión y la piel
La joya nutricional de la calabaza es una sustancia llamada betacaroteno que le confiere ese color anaranjado tan característico, que una vez en el intestino se convierte en una forma de vitamina A conocida como retinol. Su nombre –retinol– se debe, precisamente, a que fue en la retina donde se aisló por primera vez la vitamina A. Ahora se sabe, además, que ésa es la razón por la que el betacaroteno resulta determinante para la visión nocturna.
Tiene, además, otras propiedades que lo hacen muy interesante. El retinol es un potente protector de la piel –muchas cremas bronceadoras y dérmicas contienen betacaroteno– y también un estupendo antiinflamatorio. Esta última es una de esas palabras que hemos oído mil veces y con frecuencia se desconoce su significado. La inflamación es una respuesta normal y transitoria del organismo ante un daño. Pero cuando se hace crónica puede favorecer la aparición de graves enfermedades, desde infecciones hasta el cáncer.
Mil formas de prepararla
La calabaza contiene asimismo, potasio y fósforo, minerales esenciales para la vida, y fibra de lo más saludable. Fibra de la que suaviza el estómago y el intestino, lo que la hace especialmente indicada para tripas delicadas, con problemas de ardores y acidez. Como consecuencia, contribuye también al desarrollo del mejor tipo de flora intestinal. ¡Quién da más!
Si no sabe cómo comerla, tome nota: puede prepararse en forma de puré y comerse como chips, salteados al horno con especias. Con cebolla se elabora una salsa fantástica para acompañar platos de caza, facilitando así su digestión. Con curry, «es un toque», y va muy bien como acompañante de legumbres o arroz.
Pocos ingredientes podrán hacer gala de que ser útiles hasta como postre. Éste lo es. Vale para un bizcocho o como ingrediente principal del famoso, y cada vez más desfasado, cabello de ángel... Lo que, por cierto, no deja de ser curioso tratándose del fruto emblema de la noche de Halloween. ¡Ah! Y sus pipas contienen ácidos grasos de primera calidad, fabulosos frente a las enfermedades cardiovasculares, y zinc, protector del sistema inmune. ¡Oh, calabaza, mi calabaza!
