Capón, proteínas para la Navidad
El gallo castrado es habitual en las mesas durante estas fechas. Su carne, muy rica en hierro, es más melosa y sabrosa que la del pollo
jesús lens
Jueves, 29 de diciembre 2022, 00:28
La carne de ave es más ligera y digestiva que otras propias de la Navidad, como la de cordero. La de animal de dos patas 'pesa' menos que la de cuatro. De ahí que pavos y capones sean algunas de las estrellas en las mesas de estas celebraciones. El capón es un gallo que se castra a los cuatro meses de edad, justo antes de que comience su proceso de engorde artificial. Eso hace que terminen siendo más rellenitos que los pollos de corral y que su carne resulte más melosa y sabrosa que la del tradicional pollo asado.
Los capones suelen tener tres kilos o tres kilos y medio de peso y su carne acumula más grasa entreverada que la del pollo, lo que la hace idónea para ser rellenada y asada. Eso sí: aporta 226 kcal por cada 100 gramos, por lo que no la vamos a recomendar para dietas, precisamente.
La carne del capón es especialmente rica en proteínas de alto valor biológico, por lo que además de disfrutar de un bocado exquisito, ingerir esta modalidad de ave durante las fiestas nos sirve para mantener los músculos a tono, algo de agradecer cuando tanto trabajo cuesta encontrar un hueco para entrenar y salir a hacer deporte.
También es una carne rica en hierro, por lo que combate las anemias. Por cuanto a minerales, el capón es fuente de potasio, bueno para el cerebro, al que riega de oxígeno. Una carne idónea, pues, para cultivar la máxima latina: ¡Mens sana in corpore sano! Suma igualmente vitaminas A, B y C, que en esta época del año van bien para prevenir enfermedades y resfriados.
Asados, rellenos, en salsa...
Los capones se pueden preparar de mil y una maneras. La más cómica, de acuerdo con un viejo chiste, habitual de estas fechas, es prepararlo asado... y al whisky, como el pavo. Los capones rellenos y asados son los más habituales durante las celebraciones, sobre todo, gracias a su grasa. Para el relleno se pueden usar desde otros productos cárnicos a frutas como los orejones o los albaricoques, que le dan un toque agridulce. En salsa hecha con vino blanco y hierbas sale muy bueno, pero su presencia es mucho menos espectacular.
Antiguamente, cuando se castraba al gallo para convertirlo en capón, también se aprovechaba para quitarle la cresta, uno de los bocados que más gustan a los amantes de la casquería. Guisadas o asadas a las brasas, son una exquisitez.
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