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Calamares, una inyección de energía

Es otro de los pescados favoritos del verano que gusta a grandes y pequeños. Bajo en calorías, atesora muchas proteínas y minerales

Jesús Lens

Lunes, 14 de agosto 2023

Igual que dijimos de los boquerones hace unas semanas, el calamar es otro de los pescados con el que aprendimos a comer pescado. Y a amarlo. Las anillas de calamar rebozadas son un 'must' en los chiringuitos cuando se va con gente menuda… y no tan menuda. Y mira que se corre el riesgo, al pedirlos, de que los pongan tan gomosos que parezcan chicle. Pero si están buenos, están buenísimos, por lo que merece la pena correr el riesgo.

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El mítico kraken, criatura marítima citada en la mitología nórdica, emergería de las profundidades para atacar y hundir barcos y merendarse a los marineros. Se basa en los calamares gigantes como los protagonistas del museo de Luarca, en Asturias.

Cefalópodos mundialmente conocidos, los calamares son bajos en calorías y en grasas y muy ricos en proteínas. Pero empecemos con los peros: si los hacemos viajar en el tiempo para llevarlos a la antigua Roma, los emborrizamos en harina y los freímos, dejan de ser tan bajitos y crecen exponencialmente... por cuanto a su caudal calórico. Por su aporte en proteínas, contribuyen a fortalecer los músculos y su efecto saciante los hace indicados para gente que quiera perder peso, pero ojo a su colesterol, que tira hacia arriba.

Colágeno y vitamina A

Los calamares también son ricos en minerales como hierro, zinc, sodio o potasio, por lo que su consumo le mete un buen chute de energía al cuerpo, además de contribuir al cuidado de nuestra memoria. Y gracias al colágeno que aportan y a la vitamina A, ayudan a fortalecer cabello, uñas y dientes.

Y está el componente de identificación cultural e identitaria: pocas estampas nos definen mejor, como pueblo, que un par de rodajas de calamar pinchadas con un palillo y servidas en un plato pequeño con su poquito de lechuga y/o unas aceitunas. Eso y una caña de cerveza y que nos quiten lo bailao.

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La tinta de calamar

Si fritos ya no son tan bajos en calorías, ni les cuento lo que pasa con el bocadillo de calamares. Máxime si le añadimos mayonesa. Pero es un clásico de nuestra gastronomía más popular. Mucho más sano es tomar el calamar a la plancha, vuelta y vuelta, con su poquito de ajo y perejil y AOVE. Rellenos también salen exquisitos, sobre todo y ahora que estamos en verano, de otros pescados. Y cocinados en su tinta, que para eso hablamos de un cefalópodo que porta su propio aliño. En este sentido, son básicos para los arroces negros. La tinta del calamar no es solo un ingrediente para recetas como los arroces, las pastas, los fideos o las patatas. La tinta del calamar es un ingenioso recurso defensivo que se utiliza de forma metafórica a la hora de hablar de estrategias. La famosa serie, 'El juego del calamar' parte de una tradición infantil: los jugadores dibujan diferentes formas geométricas en el suelo, sean círculos, cuadrados o triángulos, con la forma del cefalópodo. Si un atacante logra zafarse del defensor y entrar en la cabeza del calamar, gana el juego.

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