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Quien crea que la afición a la micología encuentra temporada solo en otoño, que vaya repensando esta idea. Para nada. Algunas setas adoran el calorcito, no entienden aquello de obligar a quienes las buscan, sus pretendientes, a embutirse en ropa o pasar frío gratuitamente. Incluso aunque se sepan codiciadas y contemplen el deseo en el brillo de sus ojos. La actual estación casa con el amor, por eso acogen con el sombrero abierto su presencia en primavera y verano. Aferradas a tierras de Burgos en las que brotan ufanas.
Para que nadie se atragante debido al delicado manjar, vamos a dividir la provincia en cinco zonas. Seis deseadísimas variedades surgen sin pudor durante estos meses. A la boletus de pino (Boletus pinophillus) le gusta la época de las flores, adora habitar bosques maduros, laderas y cumbres; ya en el plato prefiere ayudar a cremas, salsas y guarniciones, espesar con el lujo de su presencia. La senderuela (Marasmius oreades) reside en el mismo vecindario, aunque su tendencia a la mesa difiere, suele acabar en guisos y tortillas. La lansarón, nuestro querido perretxiko (Calocybe gambosa), se distingue como una de las más cotizadas sobre el mantel, pues son muchas las recetas que propicia. El marzuelo (Hygrophorus marzuolus) ama los pinares, y los pinares lo aman a él tanto como sus recolectores. La colmenilla (Morchella) hace ojitos a los claros de luz, pero cuidado con ella, mejor asesorarse antes de comerla, no debe hacerse en fresco. Y la seta de cardo (Pleurotus eryngii), asoma de mayo a junio entre pastizales y vaguadas; los locales la preparan a la plancha, salteada con ajo y perejil, o como parte de un delicioso revuelto de huevo.
Nota importante para no expertos: ¡antes de consumir más vale prevenir! Bien alto lo recordamos, no queremos sustos ni intoxicaciones. Por eso no estaría de más apuntarse a una ruta guiada en la que aprender y disfrutar sin riesgo a padecer males estomacales o peligros extra. Consulta las opciones en la web https://turismoburgos.org/empresas-de-micoturismo/, hay propuestas variadas. Si vas por libre, ten en cuenta que dentro de los acotados hace falta permiso para recolectar; lo obtendrás online para todas las opciones narradas a continuación. Ten presente que, en el caso de los Montes de Oca, necesitas pedirlo el día anterior, no vale la misma jornada de la salida. Transmitidos los requisitos, solo queda elegir la zona.
Explicada la teoría, toca lanzarse a la práctica. Empezamos en el norte, obviamente pilla más cerca. El Valle de Mena presume de masas forestales bien conservadas y con alto valor ecológico, de ahí que surjan objetivos por doquier. Ya sabes que las setas y los hongos son un síntoma de buena salud del suelo. Después de la salida micológica, permite que te invada la cultural. Admirar la monumental San Lorenzo de Vallejo de Mena (XII), la modesta pero antigua Santa María de Siones de Mena (XII) y el castillo de Hormaza (XV-XVI), donde aguardan los escudos de los Castañeda.
Junto a la frontera alavesa reclama su espacio el Condado de Treviño. En Villanueva Tobera, robles, hayas y tejos dan sombra a nuestro diamante. Inscríbete sin dudarlo a las visitas guiadas de Micología para todos (www.micologiaparatodos.com), muy instructivas y dinámicas. En cuanto al patrimonio, Treviño brilla como Conjunto Histórico Artístico. Habrá que fijarse, fuera, en la portada de la iglesia gótica de San Pedro (XIII), dentro, en su retablo mayor churrigueresco del siglo XVIII. Giramos al este, hacia los Montes de Oca, a un área amplia entre la Bureba y la Demanda. Atractivos pueblos como San Vicente del Valle, Espinosa del Camino o Redecilla del Camino habitan su espacio. Allí las setas casi hacen pasillo al Camino de Santiago. Busca sin prisa. La parte cultural queda cubierta por la Sierra de Atapuerca, donde además de tesoros micológicos encontrarás arqueológicos.
Ya en el sur, la zona situada en la Demanda-San Millán presenta una extensa masa forestal repleta de rebollares y bosques de roble, de hayedos, dehesas y pinares donde las setas adoran vivir. También rutas de senderismo para conectar más a fondo con la naturaleza. Y baño de historia en Salas de los Infantes y Pradoluengo. Queda la Sierra de la Demanda en Fresneda de la Sierra Tirón. Espacio Natural Protegido, las ruinas de un templo del siglo XVII dedicado a San Miguel Arcángel sirven de telón de fondo para la búsqueda del tesoro. Además, la iglesia parroquial (XVI) conserva un retablo de Rodrigo de la Haya. Y vale la pena visitar Santa Olalla del Valle, Villagalijo, Santa Cruz del Valle Urbión o Valmala.
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