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MAITE BARTOLOMÉ

Garnacha, tragos de historia

Juan Carlos Sancha ha recuperado viñas centenarias en Baños del Río Tobia para elaborar vinos de terroir

Viernes, 5 de marzo 2021, 08:38

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Juan Carlos Sancha, ingeniero en Industrias Agrarias, doctor en Viticultura y Enología, profesor en la Universidad de la Rioja y propietario de la Bodega Ad Libitum, se esfuerza por divulgar la importancia del terroir y de la recuperación de variedades minoritarias autóctonas. Recorre el mundo de ponencia en ponencia con la esperanza de concienciar a los amantes del vino sobre la necesidad de conservar la identidad vitivinícola de cada región. En el monográfico 'Comprender el vino desde el terroir. La garnacha', organizado por Artean Wines en Bilbao, explicó su proyecto de recuperación de garnachas centenarias en Baños de Río Tobía (Rioja Alta), en la zona más fría y límite de cultivo de la D.O. Ca. Rioja, donde todavía crecen vides silvestres.

«En los últimos años se han arrancado en España más de 100.000 hectáreas de variedad garnacha. En La Rioja ha pasado de suponer el 39% del viñedo en 1973 al 7,49% en 2020, desplazada por el tempranillo. Salvar esas variedades minoritarias y antiguas es una necesidad para no perder la identidad de la denominación», explica Sancha ante un nutrido grupo de 'winelovers'.

«Hay mucho debate sobre el concepto del terroir, pero para mí es la suma de la variedad de uva, el suelo, el clima y la mano del hombre. Con los mismos modos y sistemas de vinificación podemos ver qué le aporta el terroir a un vino».

Y con ese espíritu presentó Juan Carlos Sancha seis vinos de su bodega como homenaje a la 'maltratada' garnacha. Las uvas proceden de los viñedos de seis viticultores que han sido seleccionados por sus especiales características de orientación, exposición y tipo de suelo. «Hablamos de viñedos históricos, irrepetibles, cultivados por más de cuatro generaciones de viticultores que han decidido mantener el cultivos de estos viñedos pese a su escasa rentabilidad».

Las viñas se ubican en la misma zona vitícola, el Alto Valle de Najerilla, una de las zonas más altas (565/750 metros) y frescas de la Rioja Alta. Todas ellas son viñas centenarias cuyas edades están comprendidas entre los 100 y 114 años. El método de elaboración empleado es el mismo para los seis vinos, con fermentación en barrica de 500 litros y un proceso de crianza de once meses en roble francés usado, de tercer año. Permanecen 5 meses en botella.

Los vinos

Todos los vinos de la cata pertenecían a la añada de 2019, cada uno de una pequeña parcela y pese a la proximidad de las viñas, todos expresan cualidades distintas. «Estos vinos tienen nombre propio, mantengo en la etiqueta el nombre del propietario de la parcela como homenaje al esfuerzo de conservación de estas viñas», explica Sancha. El primero de los vinos, Jacinto López, nace de las viñas situadas en Cerro La Isa con orientación sur a 750 metros. Es sedoso, largo con el tanino pulido. El segundo vino, Fernando Martínez de Toda, es de Valdeponzos con orientación sureste. Expresa más acidez, es más nervioso y la acidez sublima el tanino. El tercer vino, José Luis Martínez, nace en La Solana con exposición sureste. Se presenta con menos acidez y más tánico.

El cuarto vino, Manolo López, procede de Cuesta la Peña El Gato, que mira al sureste. Es cremoso, dulzón y voluminoso. El quinto vino, Rubén Liquete, es de La Tabanca con orientación Noreste. Resulta voluptuoso, glicérico y dulzón. El último vino de la cata, Rubén Olarte, procede de Carretera Baños con varias orientaciones. Resulta fresco por su acidez, con taninos pulidos y vibrantes. «Son garnacha, son Rioja, son distintos, expresan el suelo y el clima», concluye Sancha.

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