Milicianos de Hamás en el campo de refugiados de Nuseirat. AFP

Israel quiere despertar tras una pesadilla de 737 días de secuestro en Gaza

El país pasa la noche en vela antes del intercambio de 48 rehenes por casi 2.000 presos palestinos, un paso crucial para avanzar en el plan de paz

Mikel Ayestaran

Enviado especial. Tel Aviv

Domingo, 12 de octubre 2025, 20:38

«Quiero despertar y que la pesadilla haya terminado, eso es lo único que pido», repetía Itzik Horn en la plaza de los Rehenes de ... Tel Aviv horas antes de la liberación de los cautivos por parte de Hamás. Horn, exhausto, volverá a encontrarse con su hijo Eitan después de más 737 días de cautiverio en manos de las facciones palestinas. E Israel lo celebrará este lunes por todo lo alto.

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No obstante, el país pasó la noche en vela a la espera del intercambio de los 48 rehenes por los 2.000 presos palestinos pactado entre Tel Aviv y Hamás en Egipto gracias a la presión de Donald Trump, y todo el país comparte el deseo que Horn: el final de una pesadilla que empezó el 7 de octubre de 2023.

La jornada previa a la liberación fue intensa y cargada de emociones. Hamás anunció al mediodía que había concluido los preparativos para la entrega tras haber agrupado a los 20 rehenes vivos en tres posiciones diferentes de la Franja para entregárselos al Comité Internacional de Cruz Roja.

Benjamín Netanyahu dijo también que «todo está preparado para recibir a los rehenes» y adelantó que la entrega podía ocurrir «inmediatamente». Estas palabras dispararon la ilusión, pero la portavoz del Gobierno, Shosh Bedrosian, matizó que la liberación se realizaría «temprano por la mañana» y que los presos palestinos saldrán de las prisiones una vez que los rehenes vivos estén en Israel. Es una liberación prevista entre las 4 y las 6 de la mañana, pocas horas antes del aterrizaje de Trump en Israel, el gran arquitecto del acuerdo y quien ha ofrecido garantías personales a las dos partes de que se cumplirá.

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La propuesta de adelantar la entrega por parte de Hamás fue probablemente un intento de usar esta carta en la mesa de negociación sobre los nombres de presos a liberar. Los islamistas insistieron hasta el último momento con nombres como el de Marwan Bargouthi, figura más carismática del liderazgo palestino, y otros presos de alto perfil condenados a cadena perpetua. Parece que los israelíes no aceptaron y se mantuvo la hoja de ruta prevista.

Los cuerpos que faltan

Fue un día de preparativos y contactos con la Cruz Roja, que dispuso un convoy de entre 8 y 10 vehículos, incluido un minibús y una ambulancia para una operación sin ceremonias de ningún tipo por parte de Hamás, nada que ver con lo sucedido tras el alto el fuego de enero. Según lo acordado, el organismo internacional debía avisar al ejército de la entrega con dos horas de antelación. Los militares lo tenían todo preparado en la base de Reim, a las puertas de Gaza, para recibir a cada uno de los rehenes en salas separadas. Allí esperaban también familiares y allegados para un primer contacto con los suyos. Posteriormente, tras un primer chequeo médico, se les repartirá en tres hospitales diferentes.

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Los israelíes contaron cada segundo para la llegada de los 20 rehenes vivos y la entrega de los cuerpos de los fallecidos, aunque sabían que no llegarían todos. Hossam Badran, alto cargo del grupo islamista, declaró al diario 'Al-Araby Al Jadeed' que existe un entendimiento con Israel sobre la dificultad de cumplir el plazo previsto para la entrega de los cuerpos, «por razones logísticas y por la dificultad de localizar a algunos de ellos». Las autoridades israelíes contactaron con varias familias para informarles de que no llegarían los restos de sus seres queridos en esta primera entrega.

Los retos a partir de ahora son el desarme de Hamás, el futuro gobierno de la Franja y la retirada del ejército israelí

El coordinador para los Rehenes y Desaparecidos, Gal Hirsch, adelantó que los fallecidos «serán recibidos por nuestras fuerzas, y allí los ataúdes serán envueltos con la bandera israelí», antes de llevarlos al Instituto de Medicina Forense de Abu Kabir, donde tendrá lugar el proceso de identificación. Hirsch explicó que, en base al acuerdo de la primera fase del plan de Trump, se creará una fuerza compuesta por Israel, Estados Unidos, Egipto, Catar, Turquía y Cruz Roja Internacional para encontrar los restos de quienes faltan. Uno de los eslóganes que más se repite en la plaza de los Rehenes dice que «no dejaremos a nadie atrás». No será una labor sencilla.

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Tras la llegada de los rehenes, se activa el dispositivo para liberar a los presos palestinos, aunque la lista no se cierra hasta el último suspiro, como en los intercambios anteriores. La inmensa mayoría serán trasladados a Gaza y solo un centenar podría quedarse en Cisjordania y Jerusalén Este.

Acabar con los túneles

Se abrirá entonces la negociación de la segunda fase del acuerdo. Israel Katz, ministro de Defensa, aseguró que «el gran desafío para Israel después de la fase de devolución de los rehenes será la destrucción de todos los túneles terroristas de Hamás en Gaza». En opinión de Katz este es un paso imprescindible en la dirección de «desmilitarizar Gaza y desarmar a Hamás», y adelantó que «ya he ordenado al ejército para que se prepare para esta misión».

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La segunda fase se presenta llena de retos como el desarme de Hamás, el futuro gobierno de la Franja, la retirada de Israel y el establecimiento de un alto el fuego permanente, algo a lo que nunca ha accedido un Netanyahu a quien Trump ha robado todo el protagonismo en uno de los días importantes de la historia de Israel.

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