Lecornu renuncia a un polémico decreto gubernamental para suavizar la oposición de socialistas y lepenistas
El anuncio del primer ministro de Francia da un mayor peso a las oposiciones en la elaboración de los presupuestos del año que viene, pero no le garantiza sacar adelante esas cuentas ni resistir en el cargo más allá de este otoño
El primer ministro francés, Sébastien Lecornu, mueve ficha para evitar una muerte súbita en la Asamblea Nacional en los próximos meses. El responsable del Ejecutivo ... ha anunciado este viernes que renuncia a utilizar el polémico decreto gubernamental 49.3 para sacar adelante los presupuestos del año que viene. «Cada diputado debe disponer de su poder (…), debe asumir sus responsabilidades», ha asegurado desde el patio del Palacio de Matignon en su primera comparecencia en público desde el acto de toma de posesión el 10 de septiembre.
Publicidad
Lecornu hizo este anuncio justo antes de empezar una nueva ronda de reuniones con dirigentes de la oposición, básicamente con los responsables del Partido Socialista y de la ultraderechista Agrupación Nacional (RN, por sus siglas en francés). La renuncia al 49.3 representa un gesto para suavizar la hostilidad de esas formaciones bisagra en un muy fragmentado Parlamento. De la posición de esos partidos depende que el primer ministro no tenga un paso fugaz por la jefatura del Gobierno como sus predecesores Michel Barnier y François Bayrou, quienes apenas duraron tres y nueve meses respectivamente.
«Decisión respetuosa con la democracia»
«El primer ministro responde a una petición importante de la izquierda y garantiza que el Parlamento pueda debatir hasta el final», ha afirmado el ministro de Asuntos Exteriores en funciones, Jean-Noël Barrot, en su cuenta en X. El 49.3 electrizó la vida política gala en los últimos años. Este artículo de la Constitución permite al Ejecutivo aprobar una medida sin una votación parlamentaria, pero abre la puerta a una moción de censura. De hecho, el conservador Barnier se vio obligado a dimitir el año pasado debido a ese escenario.
En el caso de Élisabeth Borne, que llevó las riendas gubernamentales entre 2022 y principios de 2024, lo utilizó hasta 23 veces, convirtiéndose en la segunda jefa del Gobierno que más se ha aprovechado del contestado decreto en la historia de la Quinta República. Recurrió a ese mecanismo para imponer medidas que no contaban con el apoyo garantizado de la Asamblea; por ejemplo, la impopular subida de la edad mínima de jubilación de 62 a 64 años.
Publicidad
Las oposiciones han recibido este anuncio de manera positiva, pero con cierto escepticismo. No parece que decante la balanza de manera definitiva a favor de la continuidad de Lecornu. La líder de RN, Marine Le Pen, ha destacado una decisión «respetuosa respecto a la democracia», pero ha criticado «que no veo ninguna ruptura respecto al macronismo». La número uno de la derecha radical ha indicado que no determinará su posición hasta el discurso de política general, que tendrá lugar la semana que viene. También está previsto que el primer ministro componga su Gobierno en los próximos días, tras haber batido el récord en lentitud de Barnier que tardó 16 días.
¿Hacia un acuerdo entre macronistas y lepenistas?
Las mismas dudas ha expresado el Partido Socialista (PS). Olivier Faure, secretario general de esa formación, ha declarado que quiere «verificar» la voluntad dialogante del primer ministro y que «no se trata solo de una maniobra», en su llegada al Palacio de Matignon. Por ese motivo, ha indicado que propondrá un nuevo voto parlamentario sobre la impopular reforma de las pensiones. Lecornu había expresado el pasado fin de semana su negativa a las dos principales reivindicaciones del PS: la derogación (o suspensión) de esa medida de 2023 y la aprobación de la «tasa Zucman». El borrador de los presupuestos, con los que el Ejecutivo quiere reducir el elevado déficit público de Francia disminuyendo el gasto público, resulta «muy insuficiente e incluso alarmante», ha criticado Faure.
Publicidad
Manuel Bompard, número dos de la Francia Insumisa (afines a Sumar o Podemos), ha defendido que la renuncia al 49.3 es «la última piedra de un pacto con la extrema derecha para adoptar los presupuestos». No obstante, el hecho de que el futuro de los presupuestos dependa de los debates parlamentarios aboca a Francia a un escenario incierto.
No se puede descartar un acuerdo entre los diputados macronistas, lepenistas y de la derecha tradicional de Los Republicanos —suman la mayoría absoluta—, pero tampoco resulta descabellado imaginar que los debates presupuestarios terminen sin un acuerdo. La Constitución los limita a un máximo de 70 días. Y si se llegara a final de año sin unos presupuestos, Lecornu podría adoptarlos a través de ordenanzas gubernamentales, como han advertido esta semana varias voces de la oposición. El anuncio de este viernes no resuelve el embrollo político en Francia, pero sí que permite al primer ministro ganar tiempo.
Accede todo un mes por solo 0,99€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión