«Si no se aprende la lección del Covid-19 las pandemias serán cada vez más frecuentes»

-El coronavirus ya golpea a Latinoamérica tan duro como lo ha hecho a Europa, ¿era sólo cuestión de tiempo?

- Es cierto que las cifras de contagios y muertes por Covid-19 eran en principio más bajas que las reportadas en Europa. Se tenía la experiencia de lo ocurrido en Italia o España y la mayoría de los gobiernos latinoamericanos decidieron declarar tempranamente cuarentenas obligatorias y estados de emergencia, lo que permitió contener la propagación. Sin embargo, en algunos países se ha empezado a hacer un desconfinamiento progresivo, lo que ha llevado al aumento en el número de casos. Un factor adicional que explica el bajo número de casos es que no se cuenta con la infraestructura, personal y pruebas diagnósticas suficientes para confirmar todos los casos sospechosos.

-Al contar Latinoamérica con sistemas sanitarios inferiores a los europeos una triste lógica apunta a que el virus debería ser más letal. ¿Es más vulnerable que otras regiones?

-Sin duda, el limitado sistema de salud, la pobreza y el abandono por parte del Estado de ciertas poblaciones vulnerables confieren a Latinoamérica una mayor probabilidad de expansión de la enfermedad y una mayor mortalidad por este virus, como ocurre con otras enfermedades transmisibles endémicas en la región.

-En Europa a los políticos se les achaca que han tardado mucho en valorar el verdadero riesgo. ¿En Latinoamérica, pese a tener más tiempo de reacción, parece que están encaminados a cometer los mismos errores?

-Lamentablemente algunos gobiernos le dan mayor importancia a otros problemas que conlleva la pandemia, como la crisis económica, en lugar de la salud de su población. Por esto se ha empezado el desconfinamiento progresivo y en algunos países, como en Colombia, ciertas empresas han impuesto a sus trabajadores volver a las labores presenciales, lo que implica riesgo de contagio. Pero las decisiones políticas erradas en cuestiones de salud no son exclusivas de Latinoamérica y tienen mucho que ver con intereses económicos.

-No ayuda mucho comportamiento de líderes como Jair Bolsonaro o Daniel Ortega.

-El caso de estos gobernantes es preocupante, ya que no toman las medidas pertinentes y además transmiten un mensaje totalmente equivocado a la población. Precisamente, las altas cifras de contagios y mortalidad en Brasil y Nicaragua han demostrado que no tienen la razón.

-¿Y cómo lo han hecho los ciudadanos? ¿El distanciamiento social ha calado ya?

-Ése es otro grave problema en Latinoamérica. Respecto a la experiencia en Colombia, la cultura del autocuidado es deficiente, predomina el egoísmo en el momento de prevenir el contagio a personas más vulnerables y no se tiene conciencia de la magnitud del problema. Además, peor que la ignorancia es la desinformación y la aplicación de acciones erróneas y hasta peligrosas, como la automedicación. Este escenario desalentador empeora por el hecho de que muchas familias subsisten económicamente gracias a trabajos informales en las calles, lo cual se ha restringido. Varias protestas en las calles de personas solicitando la ayuda gubernamental se han presentado debido a esta situación.

-¿Su país, Colombia, se ha diferenciado del resto de la región?

-En general no hay diferencias grandes respecto a otros países, exceptuando a Brasil, Nicaragua o México, en donde no se estableció tempranamente la cuarentena obligatoria.

-¿Qué factores inciden para que ciertas regiones sean más vulnerables que otras?

-Los factores incluyen el hambre, la pobreza, el limitado acceso a agua potable y servicios sanitarios, y la pobre cultura del autocuidado. A su vez, la corrupción y la derivación de recursos a problemas no prioritarios en la actualidad empeoran la situación.

-En Europa el Covid-19 ha golpeado con más virulencia en los núcleos urbanos, ¿sin embargo, en Latinoamérica son las comunidades indígenas y más pobres las que más lo sufren?

-Sí, son las comunidades indígenas, la población carcelaria y familias con bajos o nulos ingresos económicos los que sufren el mayor impacto en esta pandemia. Un ejemplo es la comunidad indígena de la Amazonia colombiana, donde se ha evidenciado un alto número de casos. Estas poblaciones son las más olvidadas por el Estado y en donde se hacen más evidentes los factores de vulnerabilidad. Es importante tener en cuenta que el impacto no se refleja sólo en la cifra de contagiados por coronavirus, sino también en las muertes por hambre o violencia que se genere producto de la grave situación social.

-En Latinoamérica mascarillas y guantes son artículos de lujo.

-Sí, podría decirse que son artículos de lujo en la actualidad. En esta pandemia (así como en varias epidemias pasadas) se ha evidenciado el grave problema de salud de los países latinoamericanos. En Colombia, por ejemplo, ni siquiera el personal de salud cuenta con los implementos básicos de protección necesarios para atender la emergencia. Si eso ocurre a ese nivel, se puede imaginar lo que pasa en la comunidad general.

-Hay quien aventura que ésta podría ser la peor crisis económica que América Latina ha tenido en su historia.

-Ciertamente, los expertos en el tema indican que ésta es la peor crisis económica, no sólo en Latinoamérica, sino en el mundo. Pero en estos países reina la corrupción y los recursos se invierten mal, así que no sólo es producto de la pandemia, sino también de una mala administración pública.

-¿Cuánto nos queda de pandemia? ¿Y cual serán las consecuencias finales?

-Es difícil saber cuánto queda de esta pandemia y cuáles serán las consecuencias. Las medidas se deben analizar y reevaluar día a día en función de la evolución de la enfermedad. Lo que creo es que, si no se corrigen los factores de vulnerabilidad mencionados, seguramente incrementarán el número de casos y muertes por coronavirus. También creo que si no se aprenden las lecciones respecto a las implicaciones que tienen las enfermedades transmisibles, no sólo a nivel de los gobiernos sino también de la población general, las pandemias se harán cada vez más frecuentes. Por último, esta pandemia debería hacernos pensar en combatir otras enfermedades transmisibles con un gran impacto en la población, como son las enfermedades diarreicas, las transmitidas por vectores (como el dengue o el zika), la tuberculosis o el VIH.