Los sureños brillaron con fondo mate ante un festival dispuesto
La banda de Georgia llevó al público una gran sucesión de canciones de sabor americano pero sin la calidad de sonido que merecían
Ha llovido mucho desde que en 1996 Patterson Hood decidiera reunir a músicos para formar el grupo. Pero era una pena que ayer por la tarde no hubiera alguna nube más en el tórrido cielo sobre Mendizabala. No obstante, el paso desde el escenario God al Respect –donde oficiaban Hood y los suyos– ofrecía una ducha de manguera, que no pocos aprovecharon.
Así las cosas, una de las bandas más apreciadas y esperadas por el público 'azkenero' recibía a una masa entregada y con ganas de fiesta a la americana. Pero, incluso con todos los elementos a favor desde la partida, no siempre funciona todo como es debido. Habrá que entrar en detalle.
Por otra parte, ayer fue la presentación del primer tomo de Liburuak, la nueva editorial impulsada desde Last Tour. Dentro de su apuesta por libros de calidad en el ámbito de la música y la cultura contemporánea, el estreno fue 'Donde ni el diablo se queda. Recorriendo el Sur con los Drive-By Truckers'. En él, Stephen Deusner cuenta la historia del grupo con una aproximación más geográfica que cronológica. Pero la banda no pudo acudir por reservarse para el concierto.
Era el final de la gira de los estadounidenses y querían estar al máximo sobre el escenario. Y así cumplieron, para deleite del respetable del Azkena. Lo que pasaba era que la Gibson SG de Hood y la del teclista hacían una 'bola' sonora con la Telecaster del tercer hombre de las seis cuerdas, para apoyarse sobre una base donde el bajo y la batería no lograban salir con definición.
Y claro, era complicado que la gente se enganchara ante tan poco atrayente bloque. De hecho, el ajuste de sonido era tan poco acertado que recordaba a las grabaciones piratas. Lo peor –y, en cierto sentido, también lo mejor– de la parte sonora fue un fallo que dejó al grupo sin sonido. Después, el arranque resultó más energético y permitió que hasta los despistados se metieran en la onda de Patterson Hood y Mike Cooley.
En cualquier caso, la gente no tuvo el bolo redondo que esperaba de los sureños. Fue una pena que el reparto sonoro no acompañara al grupo. A lo mejor tienen que volver al festival en otro momento, sobre un mejor escenario y con un audio más cuidado.