A Soziedad Alkohólika no se les ha pasado el arroz

Y eso que hubo numerosas quejas de los habituales al Azkena Rock Festival ante el anuncio de la inclusión de Soziedad Alkohólika (Vitoria, 1988) en prime time, en horario estelar. Y es que lógicamente los veían fuera de sitio, por excesivamente políticos o panfletarios, por extremadamente cañeros incluso. Los reluctantes más pragmáticos se consolaron diciendo que mejor, así cenarían más tranquilos. El caso es que S.A. suelen dar conciertos demoledores y, aunque el viernes hubo mucha menos gente que el jueves, quizá atrajeron a público extra a Mendizabala (tienen más de 200.000 seguidores en Facebook).

Como era de esperar S.A. dieron un bolazo espectacular y a volumen necesariamente brutal (la acústica del escenario Respect era la única que se podía plantear ante el encuentro), un conciertazo híper profesional de 71 minutos para 19 canciones en quinteto a dos guitarras y con el foco de atención puesto sobre su cantante, Juan, en cuyo debe deberíamos indicar que profirió demasiadas blasfemias y palabrotas (imagínense: lo más reproducible sería un «mecagüen riau»).

Un Juan que no paró quieto, un líder que no cesó de moverse (a menudo como Fermín, a veces como Evaristo) y que esporádicamente se subía a un pódium centrado en el escenario. Un jefe que no dejó de rugir, bramar y amenazar, y que también señaló el camino del pensamiento correcto según su trinchera («no os equivoquéis de enemigo, ¿eh?», soltó al acabar 'Niebla de guerra'). Un Juan que ufano y satisfecho informó en su primer parlamento: «que se nos pasa el arroz y no habíamos venido al Azkena, hoy es el puto día». Uy, perdón.

Con luces rojas recurrentes e infernales, lanzando llamaradas y elevando columnas de humo esporádicas, delante de un inmenso telón de fondo con su logotipo, Soziedad Alkohólika, que habían ensayado mucho para estar a punto en este debut en el vigésimo aniversario del Azkena Rock Festival, operaron resolutivos y extremos, con fondo físico y técnica instrumental, y con una claridad acústica que no se emborronó empero el volumen atronador.

S.A. rularon demoledores (su hardcore 'Política' aplastaría por contundencia a Bad Religion y Offspring, ambas bandas de talla mundial han actuado recientemente en Euskadi) y despiadados (un par de batidores grindcore, caso de la de la carnívora 'Civilización'), incidiendo en la comidilla de su doctrina (antes de 'Tiempos oscuros' dijo Juan «los franquistas siguen gobernando», la judeofobia se destila e instila en la letra y los insultos de 'Nos vimos en Berlín' -una de las más espectaculares, por cierto, que creó el pogo más dinámico-, continúan en contra de la vivisección en 'Ciencia asesina', «esta va para todos los presos» dedicó Juan antes de 'En el tejado'...), y así las 19 canciones, todas entre lo muy bueno y lo excelente, y todas aplastantes.