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RAFA GUTIÉRREZ

El infierno rojo de Negra Cucaracha Terrorfolk

El cuarteto alavés de country punk gótico pasó más calor que nadie en la carpa debido a sus máscaras antigás

Viernes, 17 de junio 2022, 22:54

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Ampliados del dúo de su debut al cuarteto de su nuevo artefacto, el EP de seis cortes con tres en castellano 'Disaster songs', los vitorianos Negra Cucaracha Terrorfolk (chulo bautismo), que se autoetiquetan como folk americano y horrorpunk y que destacan por salir a actuar con máscaras de gas, quizá encontraron su hábitat óptimo a las 9 y poco de la tarde noche en la carpa Trashville, un horno con 31 grados de temperatura a esa hora en su exterior, un infierno rojo dentro de ella debido a las luces y al humo generado en el escenario.

Los cuatro cucarachas, todos pertrechados de máscaras antigás más que para preservar su anonimato para distinguirse en la escena musical, usando banjo, contrabajo, guitarra con forma de caja de puros y batería con bombo formado por una suerte de maleta con el nombre del combo en el lado exterior, en 51 minutos ejecutaron una quincena de piezas buscando el efectismo y la conexión visual, sónica y espiritual con un público de su parte y que esta vez sí llenó la carpa, no como ante los italianos que la animaron antes que ellos, Lovesick Duo.

NCT conectaron con el respetable más en las canciones en castellano, más fácilmente coreables, caso de 'Más allá del cementerio' (nos evocó al punk de los Toy Dolls), 'Tú a Chernobyl y yo a California' (tralla a lo Legendary Shack Shakers transplantados a la llanada alavesa) o 'Niño rata' (a lo Guadalupe Plata y con el del banjo y el de la caja de puros tocando entre la gente).

Los demás títulos, en inglés, resonaron veloces a Moonshine Wagon, a Hank 3, a The Death South, a los Toy Dolls de nuevo, al psychobilly y hasta al metal, esto en los temas iniciales, en los que nos fuimos acostumbrando a los graznidos de la voz filtrada.

Molan Negra Cucaracha Terrorfolk y generaron un ambientazo en un espacio reducido y cerrado que es la negación de los macrofestivales al aire libre. Y es que entrar a la carpa Trashville y pillar sitio delante pone al espectador en la proporción perfecta, la humana, como sentimos el viernes ante Micky y Los Colosos del Ritmo, de momento aún los factótums del mejor bolo del ARF.

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