¿Debo preocuparme si mi hijo se empeña en andar de puntillas?
Esta forma de caminar se da en el 10% de los niños y niñas y es un hábito que puede mantenerse hasta los 3 años. Pasado ese tiempo, convendría tratarlo con un especialista
Los bebés, desde que nacen, van cumpliendo logros y etapas. Sucesivas conquistas entre las que destaca la de aprender a caminar. ¿Quién no se ha emocionado cuando ha visto a su pequeño dar sus primeros pasos? El mundo se abre ante sus ojos y empiezan a percibir todo lo que les rodea desde otra perspectiva. Un salto hacia la autonomía que suelen dar entre los 12 y los 15 meses. A su ritmo. En ocasiones, durante el proceso final de perfeccionamiento de sus movimientos, puede que opten por ir de puntillas, evitando el patrón habitual de talón-punta.
¿Esto es una costumbre o evidencia un problema? Como explica el especialista en Cirugía Ortopédica y Traumatológica, «es un hábito que puede mantenerse hasta los 2 o 3 años de edad, no siendo un estadio evolutivo de la marcha normal por el que tienen de pasar todos los niños«. Es lo que se conoce como 'marcha idiopática de puntillas'. Es una forma de caminar, bastante común, que se da entre el 10% de los niños, y de ellos muchos no presentan ningún tipo de problema neurológico ni causa ni patología conocida.
Al principio se pensaba que todos los pequeños que andaban así se debía a un acortamiento del tendón de Aquiles, pero se ha demostrado que muchos de los que caminan sobre las puntas de los pies no tienen ninguna contractura en sus músculos o tendones. «Simplemente han descubierto que pueden andar así y les parece divertido», apunta la famosa pediatra Lucía Galán. Esto sucede principalmente en niños que cuya historia clínica en el parto y en su posterior desarrollo han sido normales; que son capaces de caminar voluntariamente siguiendo el patrón normal; que se apoyan perfectamente con toda la planta al estar parados, o que optan más por ponerse de puntillas en determinadas superficies, como baldosas frías o la hierba, por la sensación que esto les produce, una hipersensibilidad.
En algunos casos ya ha habido antecedentes en la familia. Sin embargo, cuando persisten en andar sobre sus dedos y ya han superado los 3 años de edad, convendría tratar el tema y acudir al pediatra. La mayoría de las familias ya lo hace antes de llegar a ese punto, por la intranquilidad que les genera. Este hábito podría deberse realmente a un acortamiento del tendón, pero también a algún tipo de enfermedad congénita, como la de Duchenne, la distrofia muscular más común diagnosticada durante la infancia; o a algún tipo de patología de la columna o a causas neurológicas. Esta última es la que se tiene más en cuenta en niños que constantemente optan por andar de puntillas, sin apoyar prácticamente en ningún momento el talón.
El especialista deberá valorar, entre otras cosas, si existe debilidad muscular o por contra rigidez, si al pequeño le cuesta subir y bajar las escaleras o si posee un retraso en el área del lenguaje. Si no hay ninguna evidencia de que sufra algunas de estas patologías, se controlará igualmente, y pasará a incluirse dentro del término 'marcha idiopática de puntillas', por el desconocimiento de su origen.
Tratamientos
Sea por la causa que sea, si sobre los 5 años persiste debería de ponerse en marcha un tratamiento para evitar problemas en las extremidades o deformidades, favoreciendo el correcto patrón de marcha. Dependiendo de cada caso podría optar por unas u otras intervenciones. A muchos les suele bastar con varias sesiones de fisioterapia. En los casos más severos se deberá valorar la inyección de Botox, el uso de yesos correctores o aparatos ortopédicos, y también de cirugía, para alargar el tendón de Aquiles, pero solo en los casos en los que el acortamiento es demasiado notable y no han hecho efecto ninguna de las técnicas anteriores.