Votos contra la reacción y el miedo
La jornada electoral nos dejó, entre otros, tres grandes hechos que tienen que ser objeto de reflexión más detallada en días posteriores
El primer hecho relevante por su significado, en este caso, es el alto nivel de participación, alcanzando porcentajes realmente elevados respecto a comicios anteriores. Esta ... implicación de la ciudadanía tiene, a mi juicio, en esta ocasión un valor añadido en cuanto que representa un compromiso activo de la gente en defensa de los principios y valores inherentes al sistema democrático, que con seguridad una parte de los ciudadanos han visto en peligro.
El segundo hecho, vinculado con el anterior, es que los electores han votado contra la reacción y el miedo que representa y produce un escenario de mayoría de derechas radicalizadas en sus actitudes y propuestas. La mayor parte de los votantes en el conjunto del Estado han expresado con su voto la necesidad imperiosa de poner coto a ese peligro, cerrando las puertas a cualquier configuración de mayorías de gobierno de derechas.
El fracaso estrepitoso del PP, el limitado incremento de Ciudadanos, sumados a los diputados obtenidos por Vox, sitúan al bloque de derechas muy por debajo de la representación que obtuvieron en 2016, lo que demuestra que la radicalización liderada por Casado con el respaldo expreso de Aznar ha resultado una estrategia inútil.
Pedro Sánchez ha sabido administrar y explotar esta situación de polarización entre la derecha radicalizada y el resto de la ciudadanía generando el clímax necesario para que los electores interiorizaran que el peligro para la democracia era real. Es un triunfo de Sánchez y su equipo, pues los resultados en su conjunto le permiten consolidar tres objetivos. Primero, impedir una mayoría de derechas que hace solo unos meses muy pocos discutían. Segundo, despejar con claridad la hegemonía en el terreno de la izquierda que en 2016 no quedó resuelta. Tercero, neutralizar toda la contestación y rebelión interna en el PSOE.
Como tercer hecho significativo debemos destacar que el análisis para el conjunto del Estado no sirve para Cataluña y Euskadi, que una vez más se muestran como sociedades diferenciadas en sus respuestas electorales respecto de las dinámicas estatales.
En la comunidad vasca, aunque el resurgimiento del PSE-PSOE es evidente, los buenos resultados obtenidos por el PNV y Bildu confirman la resistencia de una parte importante del electorado vasco a dejarse condicionar hasta cambiar de opción electoral por la polarización estatal de los comicios. Por su parte, los resultados en Cataluña confirman una vez más la existencia de una potente corriente soberanista que requiere desde el diálogo y el acuerdo un cauce legal para su tratamiento y plasmación.
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