Ramiro González: el abogado locuaz y cercano
La victoria encamina hacia su tercer mandato como diputado general a este abogado amante del cara a cara que se ha «pateado» el territorio
El cargo de diputado general de Álava siempre ha sido una especie de silla caliente. Tan sólo Ramón Rabanera aguantó dos legislaturas y los otros siete, una. Tras la victoria del PNV en las elecciones forales, y si lógicamente logra el apoyo de una mayoría en las Juntas, Ramiro González se convertirá en el más longevo al sumar un tercer ciclo. Él ya no ambiciona mayores cotas de poder, y menos a los 61 años, ya que se siente como pez en el agua al frente de la provincia.
No quiere perder ese trato cara a cara que le garantiza su actual cargo. «He pateado bastantes pueblos de Álava junto a él y te das cuenta rápido de que le conocen porque ha estado antes allí y de que cae bien porque ha cumplido su palabra», ensalzaba Andoni Ortuzar durante la campaña, aunque las encuestas apuntan que el 43% aún no sabe quién es. Desde adolescente, se curtió en las relaciones públicas echando una mano en la carnicería de su padre en el barrio de Arana. Una labia que le sirvió para labrarse una reputación en el Palacio de Justicia de Vitoria como letrado especialista en Derecho Civil y Mercantil y, de hecho, participó como letrado en el primer juicio con jurado popular de Álava.
Hace dos décadas, se afilió al PNV y poco a poco fue ocupando distintos puestos de responsabilidad. Y eso que levantó suspicacias entre los 'pata negra' que provenían de las influyentes juventudes de EGI.
Sus contrincantes políticos son quienes mejor dibujan su perfil. Inteligente, ambicioso y tenaz, pero siempre fiel a sus siglas. Este último adjetivo tiene un claro ejemplo. En 2010 se retiró de la pugna para convertirse en candidato jeltzale a la Alcaldía de Vitoria en disputa con Malentxo Arruabarrena, un puesto que recayó en el tercero en discordia, Gorka Urtaran. El partido premió aquello dándole poco después el control del grupo foral tras la salida del difunto Xabier Agirre.
Esa perseverancia también se observa a la hora de negociar, ya que se sumerge por completo. Negoció junto a Pilar García de Salazar el primer pacto de gobierno con el PSE en 2015 y en una de esas últimas conversaciones con Cristina González y Josu López Ubierna tuvo que interrumpirles el camarero de un céntrico restaurante de Vitoria para avisarles de que se iban sin pagar.
Con la líder de los socialistas alaveses ha compartido Ejecutivo hasta ahora, aunque no es la primera vez que coinciden. Ramiro González llegó con seis años a Vitoria desde Burgos y sus padres se instalaron en el cuarto izquierda de un bloque en el barrio Arana y precisamente la niña que vivía enfrente (en la derecha) era Cristina González.
Casi siempre viste de traje y corbata, un 'look' que sólo rebaja a camisa con jersey en los actos más desenfadados. Resulta harto complicado imaginárselo con el mandil anudado para cocinar paellas o en ropa de faena para cortar el césped de su casa en Mendoza. Es un auténtico forofo del Alavés y sólo la cercanía de las votaciones impidió que este fin de semana volase a Canarias para animar al equipo con la bufanda al cuello.
