Como opositores ante el examen más importante
Los nuevos candidatos de EH Bildu y Elkarrekin llegan al debate con el guion muy aprendido mientras que los 'veteranos' del PNV, PSE y PP hacen alarde de tablas
Ante un examen de los importantes hay quien aprovecha hasta el último segundo para echar un vistazo a los apuntes, quien -incapaz de aplacar los ... nervios- pasa y repasa las páginas de la lección una y otra vez. Y luego están esos que parece que la cosa no va con ellos, que se ponen a bromear y a charlar no se sabe si por confianza o por pura fachada. Algo de eso se ha visto esta mañana tras las cámaras, minutos antes de que arrancara el debate de EL CORREO con los cinco candidatos a diputado general. Como los opositores, todos llevan días preparando este examen, uno de los más importantes de estos días de carrera para hacerse con el puesto de trabajo más deseado de la provincia. Todos son muy conscientes de lo crucial de una cita que va a decantar el voto de un buen número de indecisos.
El primero en llegar, ¡38 minutos! antes del inicio, fue el candidato del Partido Popular, Iñaki Oyarzabal, al que le tocó esperar largo rato en la recepción del céntrico hotel donde se celebró el debate. En ese tiempo hasta un espontáneo aprovechó para acercarse a él. «A ver si nos arreglas esto», le soltó, así, en abstracto. El candidato no pudo más que responder con una sonrisa y un apretón de manos de esos que estos días los políticos van repartiendo por ahí a granel. Minutos después apareció Eva López de Arroyabe, de EH Bildu, que, tras el saludo de rigor al popular, con un par de besos, enfiló, concentradísima, hacia el plató. Acto seguido llegó la socialista Cristina González que sí se detuvo a charlar con el conservador, en una conversación de tono cómplice. «Estos días veo más a Cristina que a mi madre», bromeó Oyarzabal. David Rodríguez, de Elkarrekin, pasó por allí como una exhalación y Ramiro González, el último en llegar, formó corrillo con los líderes del PSE y el PP. Se nota que son viejos conocidos: son ya las segundas elecciones en las que se ven las caras y los tres acumulan ya unos cuantos años de bagaje en la política alavesa.
«¿Ya os lo sabéis todo?»
Junto a la mesa del café, los tres candidatos más veteranos compartieron esas pequeñas tribulaciones que los aspirantes a liderar la cosa foral deben afrontar estos días: que si la campaña se hace larga, que si los periodistas achicharran a preguntas, que si... Mientras, López de Arroyabe y Rodríguez, los últimos en llegar, consultaban sus teléfonos y revisaban estrategia con sus asesores. Muy aplicada, la candidata de EH Bildu se sacó del plumier sus subrayadores fosforitos y sus bolígrafos y, bajo la atenta mirada de su inseparable responsable de campaña, se puso a repasar su guión, que llevaba (muy) estudiado. «Yo ya me lo preparé anoche», aclaraba Cristina González. «¿Y ya os lo sabéis todo?», bromeó el aspirante a revalidar el cargo. «Yo sé lo que voy a decir... y también lo que vas a decir tú», respondió Oyarzabal con sorna.
Tras posar para la foto de familia, tras saludar a las presentadoras, las periodistas Marta Madruga y Olatz Barriuso, los candidatos se dirigieron a sus atriles, se ajustaron chaquetas, se colocaron el cuello de la camisa, ordenaron sus papeles... y cambiaron su semblante. Encenderse el pilotito rojo y evaporarse todo ese buen rollo que habían mostrado segundos antes fue todo uno: los políticos se pusieron en modo ídem, como si les hubieran accionado algún botoncito.
Ante las cámaras, parapetados tras los atriles, hubo quien buscaba todo el tiempo con la mirada a su responsable de campaña, quien apenas levantó la mirada de su guion y también otros, con bastantes más tablas, que parecían estar hasta a gusto. Después de hora y 16 minutos debatiendo, a ratos con tono de guante (demasiado) blanco y otros a pedrada limpia, tras ese minuto de oro que tantas veces habrán ensayado los cinco estos días en el espejo del baño, se apagaron las cámaras y los candidatos, acalorados, se amorraron al botellín de agua, deshidrataditos vivos, que ni que acabaran de terminar una clase de spinning. Pues todavía quedan once días para llegar a meta. Ánimo.
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