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Marta Pinillos, durante una de sus conferencias. E. C.

«El liderazgo y la marca se pueden perder por un mal uso de la voz»

marta pinillos | Foniatra y experta en comunicación ·

La experta en comunicación enseña a ejecutivos y altos directivos de empresa a reforzar su mensaje con el tono adecuado de las palabras

Domingo, 3 de octubre 2021, 01:55

Un impecable discurso motivacional o una hábil estrategia de venta pueden quedarse en nada si sus palabras no se envuelven con la música adecuada. El tono de voz es fundamental a la hora de hacer o no creíble un mensaje. Es lo que Marta Pinillos, foniatra y experta en comunicación, lleva doce años explicando a ejecutivos y altos directivos. Este martes imparte su seminario -'¿Comunicas o improvisas? Claves para un discurso creíble y eficaz'- en Bilbao, organizado por la Asociación para el Progreso de la Dirección (APD).

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-¿Qué enseña exactamente en este seminario?

-Algo muy necesario porque, tal y como indica el título del seminario, se comunica o se improvisa. La gente no es consciente de que cuando va a hacer una presentación, cada vez que visita a un cliente, en definitiva, cada vez que habla o comunica, debe tener al menos cuatro ideas básicas de qué es lo que se va a comunicar. Vamos con la vida tan ajetreada que no paramos ni un segundo a pensar qué es lo que quiero transmitir, cómo voy a hacerlo, y qué tengo que hacer para que mi comunicación llegue.

-¿A quién va dirigido?

-A cualquier persona que tenga que comunicarse en su día a día: desde un abogado, hasta gente que tiene que hacer presentaciones, o vender algo a un cliente. O incluso en las propias reuniones internas viene bien saber qué es lo que hay que hacer para conectar con la persona que tienes delante.

-¿Dónde está la clave para conectar con el interlocutor?

-Lo que van a aprender, y no van a hacerlo en otros cursos de comunicación, es a manejar la voz, porque yo soy foniatra. La gente habla. Y al igual que la música es capaz de activar tu estado de ánimo, ese efecto se hace con la voz, que es musical. Hay mensajes que requieren un tono grave, porque es mucho más creíble, y otros que piden un tono agudo. Es importante cambiar constantemente de ritmo, tono, intención, volumen, porque eso hace que al final el sonido que sale de tu boca guste, llegue, y sobre todo conecte con el hemisferio derecho del cerebro, que es el que te atiende. Y por supuesto qué hacer con el cuerpo. Pero el elemento diferenciador es la voz, porque en medio segundo si alguien te habla en un tono de voz que no es acorde con lo que tú estás pensando, no te parece creíble.

-¿Ese tono de voz tiene que ir en consonancia con el tipo de mensaje que se está trasladando y con el destinatario?

-Con el destinatario no, pero con el tipo de mensaje sí. ¿Por qué? Independientemente de quién sea el destinatario, si tú haces ciertas cosas con tu voz, todos los cerebros procesan igual. Eso sí, tienes que poner el foco en qué te voy a decir: en las letras, y con qué música voy a envolverlas.

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-¿Cuál es el perfil profesional de los asistentes a sus cursos?

-Vienen muchos directivos, porque son personas con un poder de impacto muy grande. Son los que más se exponen a la hora de hablar. ¿Y qué les suele pasar? Que su mensaje no llega como ellos quieren, o perciben que la gente se aburre. En sus presentaciones se suelen preparar bien los textos, e incluso ensayan cómo mover el cuerpo. Pero al final si no manejas la voz y eres monocorde, es imposible que la gente te escuche y te atienda.

-¿Qué se puede perder por una mala comunicación?

-Tu liderazgo, tu marca. Por ejemplo, Fernando Simón. Es una persona muy preparada, pero le escuchas hablar, y… Ahí, para empezar, se pierde liderazgo, credibilidad. Segundo, que tu público, si es que no eres un gran líder, se crea o no la idea que le estás vendiendo. Yo siempre digo que si en vez de Fernando Simón el que te cuenta la historia es Constantino Romero, tú te lo crees a él, sólo por su tono de voz. Hay que aprender a manejarla. Tienes que saber lo que tienes que transmitir, porque te la juegas.

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-Dice que no importa tanto el destinatario, pero no será igual tener enfrente al CEO de una gran compañía, que a un compañero de trabajo, o a un empleado, ¿no?

-Evidentemente tienes que elegir también qué le interesa al receptor y en función de ello usas un lenguaje más o menos sencillo. Pero eso ya son palabras. Yo lo que quiero decir es que el receptor, sea quien sea, percibe igual la música de la voz. Eso sí, luego tienes que ser hábil. Por eso es importante trabajar la comunicación para saber qué música poner en cada momento. ¿Qué le interesa?¿cómo le voy a hablar? Los cuatro o cinco puntos que tienes que tener claro van juntos. Y al final haces que te crean.

-Aparte de modular la voz, ¿enseña también a transmitir los mensajes de una manera más directa, resumida?

-Por supuesto, los 'rolleras', como yo digo, no. Hay que tener en cuenta cómo procesan la voz los cerebros. Si me cuentas un rollo, me pierdo. Hay que ser concreto, directo, al grano.

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-¿Los empresarios y directivos en general son cada vez más conscientes del poder de la voz?

-Pues sinceramente hasta hace cinco años o así, no lo han sido. Ahora sí que es verdad que trabajan más el tema de la comunicación, pero siempre me dicen, 'no sé qué me pasa, pero al final no conecto'. Y es porque no trabajan la voz. Y hacerlo da sentido a todo el conjunto de la comunicación: el texto, el cuerpo, la voz, cómo se transmiten los mensajes, cómo saber improvisar… El comunicador bueno se mide ante la situación difícil. Todo eso lo trabajamos.

-La pandemia ha dado un impulso a las reuniones a través de videoconferencia. ¿Cómo hay que abordar estas comunicaciones?

-Hablo de conexión. Se necesitan saber cuatro reglas básicas para hacer una conexión a través de un ordenador.

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-¿Cuáles son?

-Primero y fundamental, que puede parecer una tontería, encender la cámara. Todavía hay quien habla sin encenderla. De esa forma no hay una referencia humana, no hay conexión. Segundo, mirar a cámara bien, porque en general la gente mira a los monigotes, a las fotos. Cuidado también con los fondos, porque algunos distraen mucho al hemisferio que tiene que estar conectado. Y la luz: si no se te ve bien, el receptor también puede desconectar. Son cuatro tonterías que si no las tienes en cuenta, te estás posicionando mal y el receptor se despista con otras cosas.

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