Lo que Hacienda se come de la subida de las pensiones
La revalorización del 8,5% de las prestaciones contributivas hará que algunos pensionistas escalen un tramo del IRPF y vean incrementada la retención
Las pensiones contributivas se han revalorizado este año un 8,5%. Una buena noticia para los pensionistas, aunque no lo es tanto en determinados casos. Para algunos perceptores esta subida supondrá escalar un tramo en el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF), por lo que verán aumentada la retención que se les practica por este tributo.
Las pensiones -al igual que los salarios- están consideradas como rendimientos del trabajo, así que cada mes tienen que dejar una parte en la ventanilla de Hacienda. Ese porcentaje dependerá de los ingresos del pensionista y de sus circunstancias personales: si está o no casado o si tiene algún tipo de invalidez, por ejemplo.
La subida de las pensiones contributivas aprobada para este año en los Presupuestos Generales del Estado (PGE) es igual a la media del IPC registrado entre los meses de diciembre de 2021 y noviembre de 2022. Es decir, el 8,5%. Esta revalorización tendrá para el Estado un coste de algo más de 13.000 millones de euros, cifra que represente aproximadamente 3,5 puntos del Producto Interior Bruto (PIB). Parte de ese dinero regresará a las arcas públicas vía IRPF. No es fácil concretar una cifra, pero algunos cálculos hablan de 2.000 millones de euros. Es la cantidad de más que respecto al año pasado se les retendrá de sus nóminas a ciertos pensionistas que salten de tramo en el IRPF.
No serán demasiados los pensionistas que se vean afectados por esta circunstancia: sobre todo aquellos situados en las zonas límites de los tramos que salten a otro tras la subida de su pensión. Incluso algunos -muy pocos, eso sí- verán cómo esa revalorización queda neutralizada por la mayor tributación por IRPF. Casos así se darán entre los perceptores de la pensión máxima, que este 2023 queda en 3.059 euros.
La deflactación en Euskadi
Además, los pensionistas vascos cuentan con la ventaja de la deflactación de los tramos de la renta aprobada por las diputaciones forales. Una medida que busca adecuar el pago del impuesto a la situación económica actual, evitando que las subidas salariales a consecuencia de la inflación redunden en un aumento de la factura fiscal. Para este año se ha aprobado una deflactación de las tarifas y deducciones del IRPF en un 2% adicional al 5,5% implementado en 2022.
