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Jose Galíndez, presidente del Círculo de Empresarios Vascos. Juán Lazcano
José Galíndez | Presidente del Círculo de Empresarios Vascos

«Han surgido grupos vascos de inversión que toman el relevo de lo que hizo la banca»

«Debemos empezar a preguntarnos si estamos matando la cultura que da trascendencia a valores como el esfuerzo», advierte

Domingo, 2 de julio 2023, 01:27

En los próximos meses cumplirá su segundo año al frente del Círculo de Empresarios Vascos, periodo que marca el final del mandato como máximo representante ... de un selecto club al que pertenecen los máximos responsables de las principales empresas vascas. En este tiempo en el que ha estado más expuesto, en el que ha comparecido en numerosas ocasiones en foros y conferencias, José Galíndez se ha mostrado no solo como una persona muy reflexiva sino también amante de un talante moderado. Está claro que el roce o la confrontación no son su medio natural y que huye de ahí para refugiarse en una estrategia con doble vertiente: diseccionar cada problema con la confianza de que todo tiene arreglo.

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- Hay problemas de la empresa vasca que se arrastran y pueden convertirse en endémicos. Entre ellos el del arraigo, la pérdida de centros de decisión de empresas importantes. Incluso una aparente dificultad para atraer.

- Yo creo que, en general, las empresas tienen la intención de mantenerse arraigadas al País Vasco. Si encuentran personas y capital nadie tiene ganas de moverse.

- Ahora que nombra lo del capital, en los últimos tiempos se ha producido una especie de explosión de iniciativas inversoras. La Fundación Artizarra; Mirai, la corporación de Jose Antonio Jainaga; otro fondo con vocación de arraigo de empresas que ha comenzado a crear Fineco o inversores privados como usted mismo. ¿Estamos en una primavera inversora en Euskadi?

- Hay mucho capital disponible que busca la forma de canalizarse hacia la inversión y que necesita que haya iniciativas como estas para apoyarse en ellas, porque se necesita gente que sepa. Digamos que, afortunadamente, hay grupos vascos de inversión que toman el relevo de lo que en el pasado hizo la banca y tuvo que abandonar.

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- Sin embargo, esas iniciativas que desde el punto de vista cualitativo son importantes, en la vertiente cuantitativa no tanto. Imagino que es muy complicado juntar 200 millones de euros en un fondo para invertir, pero eso apenas supone el 20% de las acciones de algunas empresas que están en juego o que ya se han deslocalizado.

- Efectivamente, juntar 200 millones de euros para un objetivo como la inversión en empresas no es sencillo. Admito también que son cantidades limitadas, pero esto que ahora está pasando tiene un efecto más trascendente y es que genera cultura.

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Complicidad

«Debería ser la sociedad quien demande la creación de más empresas»

- Aparentemente puede parecer que resurgen los inversores en Euskadi. Pero también puede pasar que estaban ahí, agazapados, en una coyuntura que durante muchas décadas les ha sido hostil. Vamos, que han salido a la superficie.

- Es que… no hace tanto que vivíamos tiempos en los que se mataba a empresarios. Hemos atravesado un largo periodo de sequía. Ha habido iniciativas, sí, ya estaba Talde, la sociedad pública Socade, pero poner capital a disposición de empresas que quieren crecer o internacionalizarse es algo que no había calado.

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- En cualquier caso son iniciativas que suenan lejanas para el ciudadano medio. ¿No cree que existe una brecha cultural ahí?

- Sí, efectivamente y me parece que es una de las asignaturas pendientes. Hay que articular fórmulas para que los pequeños ahorradores, en economías domésticas, puedan acostumbrarse también a invertir en empresas. ¿Por qué no facilitar la participación de ciudadanos que pongan, por ejemplo, no más de 50.000 euros? Esto hay que trabajarlo.

- Hace algo más de un año, en una entrevista, usted se mostró optimista en torno a la evolución de la imagen social del empresario.

- Sin duda ha mejorado, pero es verdad que esto tiene subidas y bajadas. Pero es que nos fuimos muy abajo en la consideración social del empresario. Ha mejorado más en relación a la pequeña y mediana empresa que en torno a las grandes. Y eso me parece una visión injusta porque las grandes ejercen una función importante.

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Conflictos y absentismo

«Tenemos una sociedad de dos vías. La de los asalariados y la de los autónomos»

La imagen del empresario

- La imagen social de la empresa, ¿hasta que punto condiciona la inversión?

- Mucho. Necesitamos la complicidad social, esto es una vía de doble dirección. Uno se arraiga donde se siente querido. Hay zonas en el mundo en que te reclaman que inviertas allí. Eso es lo bueno, que sea la propia sociedad la que reclame que haya empresas en su entorno.

- Estos días se ha publicado un estudio que revela la limitada atracción que tienen las universidades vascas para los estudiantes ajenos al País Vasco.

- Ahora es más difícil competir, también en ese terreno. Hace 40 años había pocas universidades en España y era lógico que muchos estudiantes llegasen a Deusto, por ejemplo. Hoy, en cualquier territorio, tienes una oferta muy amplia.

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- Siempre ha mostrado mucha preocupación por el encaje entre formación y empresa. Los diagnósticos son coincidentes, ¿pero cómo se mejora eso?

- Mirando a los que mejor lo hacen y tenemos muchos ingredientes para hacerlo bien. Yo he vivido en Suiza y allí son las empresas las que realmente dirigen los centros de formación profesional. Nosotros aquí hemos vivido vidas paralelas, la formación por un sitio y las necesidades de la empresa por otro. Hay que hacer confluir esas dos vidas y también prestigiar la formación profesional.

Inversión doméstica

«¿Por qué no facilitar la participación de ciudadanos en empresas con 50.000 euros?»

Bachiller internacional

- En este mismo terreno, hay empresarios que se quejan del problema que supone no tener una buena oferta de bachiller internacional para atraer talento, directivos con hijos por ejemplo.

- Es así. La atracción de talento depende de cuestiones como la conciliación familiar, el trabajo en remoto y también las condiciones para el aterrizaje de toda la familia. Ahí tenemos un hueco que llenar.

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- Me consta que habla mucho con Jokin Bildarratz, consejero de Educación. ¿Comparte su visión?

- Lo que tengo claro es que lo entiende, sobre todo la necesidad de ligar formación y empresa. Ahora quizá necesitamos que haya un apoyo a colegios de bachiller internacional porque hacerlo sería inteligente. Y creo que además es compatible con la defensa de un idioma como el euskera.

- Vuelvo a la pasada entrevista. Entonces usted calificó el Impuesto de Patrimonio como un tributo de mirada corta. ¿El de grandes fortunas es para ojos con cataratas?

- Lo que espero es que sea un impuesto de vida corta. Por cierto, el Impuesto de Patrimonio también juega en contra de la atracción del talento y lo mismo sucede con el hecho de que tengamos el tipo marginal del IRPF entre los más elevados en España.

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- ¿Le parece adecuada la fiscalidad de la empresa?

- Creo que es razonable pero introduciría un matiz. Siempre hay una oportunidad para conseguir objetivos, por ejemplo con deducciones a la investigación y el desarrollo que resulten menos engorrosas que las actuales.

- Hay estadísticas que chirrían. Me refiero al elevado índice de absentismo laboral en Euskadi y también al liderazgo en conflictividad laboral.

- Son dos datos que no nos ayudan nada. Es que cada día es más evidente que estamos creando una sociedad de dobles vías. Hay empleo público y privado. Pero también tenemos una división que sitúa a un lado a los asalariados y al otro a los autónomos. Un sondeo reciente del Gobierno vasco refleja que el 85% de la población quiere ser asalariado y no autónomo. Creo que tenemos que comenzar a preguntarnos si estamos matando la cultura que da trascendencia a valores como el esfuerzo.

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