ELA propone blindar el cierre del comercio en festivos pero se topa con el rechazo patronal

La central nacionalista hizo un alarde de fuerza reuniendo en su sede para la presentación de la propuesta a las tres responsables territoriales de Comercio -un ámbito que lidera de forma amplia en sus distintos subsectores-. Las sindicalistas mostraron firme confianza en que los tibios posicionamientos de la patronal allanarían la firma del pretendido acuerdo marco.

Pero una cosa son declaraciones como las de Pedro Campo, presidente de Cecobi -patronal del comercio vizcaíno-, quien hace dos meses señaló que a día de hoy «no hay demanda, el territorio no es destino de compras, los turistas gastan en gastronomía», y otra bien distinta que se sustraiga a las tiendas o grandes superficies un derecho reconocido por ley, en caso de que juzguen rentable levantar la persiana.

El secretario general de Cecobi, Julián Ruiz, remarcó que no accederán a recoger en un documento semejante prohibición. «Sería coartar los derechos de los empresarios», sostuvo. Deslizó a su vez que la presión sindical ya limita este derecho empresarial en festivos que podrían ser económicamente viables. Aunque Rafael Gardeazabal, presidente de Bilbao Dendak, indicó que al grueso del sector capitalino le basta con trabajar de lunes a sábado, se alineó con las tesis de Cecobi.

La patronal planteó un debate adicional, no exento de relevancia, como sería la legalidad del hipotético acuerdo marco. Hay que tener en cuenta que el Real Decreto-ley 20/2012 estableció un mínimo de 16 festivos al año hábiles, cuota que las correspondientes legislaciones autonómicas pueden rebajar a 10. El Gobierno vasco había estipulado en su decreto de horarios comerciales de 2005 un límite de 8 festivos anuales.

Cecobi no solo se niega a negociar en los términos expuestos por la central abertzale, sino que considera que habría ámbitos comerciales donde debería actualizarse la organización laboral, como en el caso de la venta de alimentos frescos. La sucesión en momentos puntuales de domingos y festivos, afirmó Julián Ruiz, tiene un impacto muy negativo en el género.

Es este no obstante un asunto delicado donde entran en juego factores sensibles. Cuestionado sobre la propuesta de ELA, el Gobierno vasco no quiso hacer valoración alguna. Por su parte, el Ayuntamiento de Bilbao, principal punto comercial de la comunidad, y que en anteriores ocasiones se ha posicionado a favor de la apertura, optó ayer de hecho por mantenerse al margen de un debate «que compete a patronal y sindicatos».

Uno de los argumentos en los que se escuda el sindicalismo es el descanso de los trabajadores y la repercusión de la liberalización horaria en los pequeños negocios. Desde la Cámara de Comercio de Bilbao, aunque con un tono más cauto que cuando meses atrás su presidente José Ángel Corres pidió la apertura en Semana Santa, se recordó que la ley ampara a quienes deseen hacerlo y que no han de mezclarse los debates comercial y laboral.

La directora de la Cámara, Mari Paz Irastorza, reivindicó que cada empresa proceda «conforme a la demanda y los costes laborales, siendo exquisito por supuesto en las condiciones del trabajador».