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Tamata Yagüe, presidenta de Consebask, junto a Eduardo Arechaga y Pablo Martín. Jordy Alemany

La patronal vasca cree que la reforma fiscal de las diputaciones «es una oportunidad perdida»

Asegura que le gusta la música del gabinete de Pradales «pero no coincide con la letra»

Manu Alvarez

Bilbao

Viernes, 20 de diciembre 2024, 13:31

La patronal vasca Confebask ha adoptado un discurso crítico en torno a la propuesta de reforma fiscal que han presentado las diputaciones de Bizkaia, Álava ... y Gipuzkoa y que no ha dudado en calificar como «una oportunidad perdida para incentivar la actividad económica y la creación y retención de talento». Esta es la definición que ha hecho Tamara Yagüe, presidenta de la organización que representa a los empresarios de Euskadi.

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La sensación que se ha instalado en la patronal vasca es que la Administración ha mirado para otro lado a la hora de abordar los cambios fiscales. Bien sea por razones de oportunidad política -la necesidad de consenso entre tres partidos, como sucede en Gipuzkoa y Álava, siempre hace más difícil cualquier cambio- o porque se han valorado de forma negativa sus aportaciones, lo cierto es que la carta a los Reyes Magos se ha quedado prácticamente sin respuesta.

La reforma fiscal planteada por las diputaciones forales apenas recoge medidas directamente vinculadas a la empresa. Tan solo se salva el aumento de las deducciones fiscales para inversiones que estén ligadas a procesos de descarbonización. La deducción para los planes de pensiones de empleo -en los que empresa y trabajadores hacen aportaciones- no supone consuelo alguno. Al contrario, los empresarios creen insuficiente una medida que persigue mejorar el ahorro de los empleados de cara a su jubilación, pero a costa de aumentar los costes laborales. «Está bien que se apoye a los más vulnerables y también los procesos de descarbonización, al igual que a los jóvenes, pero la propuesta no hace el territorio más atractivo para invertir o trabajar aquí», ha insistido Yagüe.

Propuestas sin eco

Cuando al reforma fiscal estaba en fase de estudio, Confebask propuso un listado con quince medidas que, en su opinión, permitirían incrementar la inversión empresarial en Euskadi y atraer y retener talento profesional. Un conjunto de actuaciones que, añadieron, redundaría en la generación de mayor riqueza y empleo y con ello también en un aumento de la recaudación por impuestos para las arcas públicas. Así, por ejemplo, propusieron aumentar las deducciones por inversiones en trabajos de investigación y desarrollo e incluso otra para quienes realicen contrataciones con salarios dignos. Un concepto que concretaron en «remuneraciones que estén al menos en el 170% del salario mínimo; para empresas que tengan al menos el 75% de sus contratos como indefinidos; que su siniestralidad esté cinco puntos por debajo de la media que fija Osalan; que tengan planes de igualdad y formación y que todo ello esté certificado por alguna entidad independiente.

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La modificación del Impuesto de Sociedades no contempla ni rastro de esas propuestas. La nueva fiscalidad «no responde a las necesidades o aspiraciones de colectivos, sino a los retos de esta sociedad», aclaró recientemente la diputada de Hacienda de Bizkaia, Itxaso Berrojalbiz, en una entrevista con EL CORREO. Incluso, Yagüe ha puesto varios ejemplos de como, en su opinión, la reforma va contracorriente. «No permite una adecuada compensación de las pérdidas a las empresas que acaban de nacer, no hay deflactación de la tarifa lo que hace que una parte del esfuerzo de subida de salarios que hacen las empresas tan solo beneficie a Hacienda y ni siquiera apoya el pretendido salario mínimo vasco, como habíamos propuesto con deducciones para las empresas que pagan un 70% por encima del salario mínimo», ha apuntado la presidenta de Confebask.

La institución empresarial, ha reconocido su presidenta, «ha visto con buenos ojos la música de las manifestaciones que ha hecho el nuevo gabinete en el Gobierno vasco. La utilización del Concierto Económico, el apoyo a la industria, al arraigo de las empresas y la voluntad de formar y atraer talento, nos gusta». Sin embargo Yagüe ha reconocido que siempre hay un tránsito entre la manifestación de intenciones y la realidad, que en este caso ya plantea algunas dudas. «Insisto, la música del Gobierno está bien, nos gusta, pero sin embargo la primera letra que hemos visto, la que hace referencia a la utilización del Concierto, no ha encajado y es diferente a la música».

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Planicie con incertidumbres para 2025

En sus aspectos básicos, las estimaciones de la patronal respecto al comportamiento de la economía vasca para 2025, coinciden en los aspectos fundamentales con el resto de estudios que han hecho otras organizaciones, públicas y privadas. En síntesis y sin sorpresas se espera una planicie en el comportamiento del PIB -repetir un crecimiento del 1,8%, similar al de este año-, debido a la debilidad de la industria y de los principales países que son clientes, como Francia y Alemania. Ese crecimiento, intuye Confebask, va a ser menor que el de España, otro año más, debido a que no disfrutamos del tirón masivo del turismo que es el que alimenta las tasas aumento de la actividad económica en otras comunidades autónomas.

Mientras tanto, los empresarios temen que haya factores que ahora mismo no se pueden prever con certeza -decisiones económicas y proteccionistas de Trump, por ejemplo- que desbaraten cualquier estimación que se pueda hacer en este momento. Así, bajo esa premisa, han decidido abrir una horquilla para advertir que el crecimiento de la economía vasca -aunque con esa apuesta central del 1,8%- puede evolucionar entre el 1,3% y el 2,5%. El próximo año terminaría, anticipan, con una tasa de desempleo en el entorno del 6,5%, lo que nos sitúa en línea con la media europea.

Por otra parte, los representantes de la organización empresarial han reiterado que los problemas que más preocupan a este colectivo son los ya recurrentes y conocidos: absentismo laboral, costes de plantilla, escasez de perfiles demandados e incertidumbre regulatoria. Una inseguridad en torno a la legislación futura que califican como «exagerada».

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