Tapia: «La Naval perdió tres meses decisivos por poner demasiada confianza en Del Dago»
La consejera de Desarrollo Económico defiende que la salud de la industria vasca es buena, pese a la acumulación de noticias negativas en empresas simbólicas
Ha sido un 'veranus horribilis' para la consejera de Desarrollo Económico e Infraestructuras del Gobierno vasco, Arantxa Tapia, justo en el momento en el que ... el gabinete sacaba pecho por la buena marcha de la economía. Un crecimiento sostenido del PIB por encima del 3% y la tasa de paro ya en el 11% -llegó a rozar el 17% en los momentos más duros de la crisis- eran una buena carta de presentación. Pero, de repente, el dominó comenzó a dejar caer sus fichas. La planta de General Electric en Ortuella anunció su cierre; el grupo CEL colapsó; Fagor-CNA entonaba una melodía de derrota al igual que Muebles Xey; Vicrila no acaba de retomar el vuelo y para poner la guinda se hundía el astillero La Naval de Sestao. Uno de esos emblemas de la industria vasca que parecían demasiado grandes para caer, hasta que un buen día caen. Pese a ello, mantiene un tono optimista, cree que algunos de esos 'heridos de guerra' pueden sobrevivir y se muestra convencida de que el País Vasco es capaz de atraer inversiones para mantener el buen tono de su economía.
- ¿Vamos bien o mal?
- No lo digo yo, sino que los datos lo avalan. Vamos bien. En el segundo trimestre del año hemos tenido un crecimiento de la economía del 2,9% y del 1,7% en el empleo.
- Pero, sin embargo, las noticias negativas sobre algunas empresas se agolpan estos días.
- Estamos viviendo coletazos de la fase final de la crisis, que afectan a empresas que tenían problemas, aunque cada caso tiene sus propias características. Hay además empresas simbólicas, como es el caso de La Naval, con un impacto muy importante. Pero hay inversores dispuestos a iniciar proyectos en Euskadi, las exportaciones tienen una buena evolución y la industria se está asentando después de una etapa muy complicada.
Lo barato, sin hueco
- ¿Es ese el elemento común de las empresas que han entrado en crisis en los últimos meses? ¿Quizá sus problemas vienen de mucho más lejos?
- En parte sí, pero el auténtico elemento común que yo he detectado es que ha habido importantes problemas de gestión. También que se han movido en productos y mercados de márgenes muy estrechos, en los que el elemento clave es fabricar barato. Y creo que eso ya no tiene mucho hueco en el País Vasco. Si queremos competir sólo por precio, el tiempo se ha terminado. Hay que competir por producto, tecnología, presencia internacional, etc., pero no por precio.
- La Naval, ¿tiene futuro?
- Estoy convencida de ello. Ya hay gente interesada en continuar con el astillero, pero ahora es necesario hacer las cosas bien. Judicializar lo menos posible el proceso concursal, continuar con el trabajo en los buques y buscar un grupo inversor que haga una gestión adecuada.
- Hay quien estima que en estos momentos nadie se acuerda de las numerosas empresas proveedoras de La Naval que han caído o van a caer detrás.
- Pasó lo mismo en el caso de Fagor con un buen número de proveedores. Pero esos empresarios deben reflexionar también que no es posible trabajar como proveedor para un único cliente, porque eso te lleva a esta situación. Que deben unirse, crear empresas grandes, salir fuera, ser proveedores de muchos astilleros a la vez y no sólo de uno. Esto también es hacer una buena gestión.
- Usted ha rechazado la petición inicial de los sindicatos de que el Gobierno vasco se haga cargo del astillero.
- Mirar de inmediato a la Administración en una situación así es un recurso lógico para cualquier sindicato, pero hay que darle una solución realista.
- El lehendakari ha anunciado que el Gobierno estaría dispuesto a tomar una participación en el capital de la empresa que tome el control del astillero tras el concurso. ¿Puede generarles algún problema con la UE?
- No lo creo. El Gobierno vasco, históricamente, ha participado de manera minoritaria y en ocasiones simbólica, en proyectos que se han considerado estratégicos. Ejemplos como Euskaltel, Naturgas o BBG, son representativos. Participaciones púbicas que contribuyen al impulso de un proyecto de futuro, pero que una vez que las empresas tienen resultados y vuelan solas, la administración se retira del capital. En el caso de La Naval, la entrada pública no debe entenderse como un punto de partida, sino como una consecuencia, cuando se disponga de un proyecto viable, saneado y de futuro. Antes, no.
«Tenemos que hacer compatible una fiscalidad atractiva con las necesidades de gasto»
- ¿El Gobierno se siente engañado por el empresario asturiano Manuel del Dago?
- No es el término adecuado, pero sí admito que se pusieron demasiadas esperanzas en él. Es más, estoy convencida de que La Naval perdió tres meses decisivos por poner demasiada confianza en él. En ese tiempo se podía haber trabajado en buscar una opción alternativa.
- ¿Cree que presentará una oferta en el proceso concursal?
- Ver para creer. Hasta que no la vea en la mesa y vista la experiencia reciente, no voy a especular.
- Y en torno a la evolución del astillero. El propio lehendakari se ha mostrado sorprendido por la deriva del astillero.
- Es lógico. A mediados de 2016 teníamos ya algo de información de que comenzaban a tener pérdidas, pero no de la magnitud que se revelaron en diciembre. Los propios accionistas han admitido que no se dieron cuenta de lo que pasaba y, lo tienen que admitir, eso es un fallo.
«El Gobierno entrará en el capital si hay un proyecto viable y con inversores comprometidos»
- Fagor-CNA, lo ha admitido hace ya tiempo, le ha decepcionado.
- Lo admito. Tuvieron nuestro respaldo cuando adquirieron los activos de Fagor, pero nos han decepcionado. CNA ha perdido toda su credibilidad ante los trabajadores, ante el Gobierno y también ante el grupo Mondragón que les cedió el uso de la marca.
- ¿Cree que acabará en cierre total o que se salvará algo?
- Es difícil saberlo, pero si existe la posibilidad de mantener alguna actividad industrial aquí, creo que merece la pena estudiarlo con cuidado. Hay tiempo todavía.
- ¿Se puede ir a un nuevo concurso y buscar una tercera oportunidad con otro inversor?
- Complicado. Ya fue difícil la vez anterior, ahora lo sería más. La fabricación de electrodomésticos, hay que admitirlo, está huyendo de Europa.
- En el caso del grupo CEL de Encartaciones todo apunta a que puede haber una resolución positiva.
- Sí, hay varias opciones serias aunque la clave va a estar en que alcancen un acuerdo con los trabajadores.
«Lo importante no es la composición sindical sino lo que ocurre dentro de cada empresa»
- Se nos caen empresas con miles de puestos de trabajo. Aunque las cosas vayan bien, necesitamos atraer nuevas inversiones. ¿Cree que aumentar la presión fiscal sobre las empresas es una buena estrategia, precisamente en este momento?
- No creo que se haya adoptado esa decisión, al menos hasta donde yo conozco.
- ¿Cuál sería su apuesta?
- Coincido con la idea de que tenemos que tener una fiscalidad atractiva porque, efectivamente, favorece atraer inversiones, es indudable. Pero debe ser compatible con tener los recursos suficientes para el gasto público. Y no me refiero sólo al gasto social, sino también a la inversión en materias como I+D o infraestructuras, que también contribuyen al desarrollo económico. Conseguir ese equilibrio es la clave.
- Mercedes, que por cierto tributa con normativa fiscal del Estado y no con la de la Diputación alavesa, es la empresa de moda. ¿La clave es una menor beligerancia sindical?
- No voy a dar nombres, pero hay empresas muy importantes con mayoría de LAB o de ELA que tienen paz social. Creo que lo fundamental es lo que ocurre dentro de cada empresa, no la composición sindical. Mercedes ha hecho un gran esfuerzo de modernización en Vitoria y la multinacional lo ha reconocido. Ese es el camino. Que el lehendakari vaya a verles a su casa, a Alemania, también ayuda a que se sientan arropados por la Administración. Este es el camino.
«Prefiero que me critiquen por visitar muchas empresas que por encerrarme en mi despacho»
- Usted tiene lo que me atrevo a calificar como una estrategia singular. Una presencia masiva en actos públicos ligados a cuestiones económicas o empresariales, a veces incluso varios en el mismo día, lanzando mensajes de forma permanente. Imagino que es algo premeditado y también meditado.
- Lo es. Cuando en la pasada legislatura asumí la responsabilidad del Departamento de Desarrollo Económico me encontré un panorama bastante desolador. Las empresas vascas, que habían tenido que soportar décadas de extorsión por parte de ETA, se encontraban entonces acuciadas por la crisis. Decidí que las empresas debían sentir muy cerca el respaldo del Gobierno, de ahí lo de participar en muchos actos. Que no nos íbamos a esconder en un momento de dificultades. La tarea de gobierno se puede hacer desde el despacho pero también hay que hacerla allí donde está el objeto final de tus responsabilidades. Visitar empresas, tener muchos contactos con sus responsables, te permite conocer las cosas en las que están trabajando, sus proyectos de futuro, sus problemas reales.
- Hay algunas voces críticas con esa estrategia, achacándole a usted una especie de excesivo interés por el protagonismo. El sindicato ELA ha llegado a ponerlo incluso por escrito en algún momento.
- Sí, claro. Y si hubiese hecho lo contrario también me hubiesen criticado, es algo normal. Soy la consejera de Desarrollo Económico e Infraestructuras. Prefiero que me critiquen por visitar muchas empresas que por encerrarme en mi despacho. Ya le he dicho, creo que sería criticada por acción o por omisión, así que lo acepto con tranquilidad.
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