El Gobierno vasco ve bien la decisión de Calviño de regionalizar los fondos Next

«Estamos trabajando en ello», aseguraron ayer a EL CORREO fuentes del Departamento de Economía y Hacienda, que no quieren aventurar el resultado de esa selección y tampoco pueden anticipar el monto de las ayudas. El esquema que ha preparado Calviño es un reparto por niveles. Así, el Estado va a realizar las convocatorias de ayudas en aquellos proyectos genéricos que se consideren estratégicos para el país. Un ámbito en el que existirán entre ocho y diez programas y que deben responder a los grandes retos de transformación económica, con muchas implicaciones tecnológicas. De este grupo tan sólo se ha publicado el ligado a la industria del automóvil y que sitúa su epicentro sobre la transición energética, para avanzar de forma decidida hacia el vehículo eléctrico. El plan no sólo recoge necesidades de infraestructura, sino también un respaldo a la industria del sector para que pueda subirse al carro de esta revolución, como sucede con la fabricación de baterías. Está a punto de hacerse pública la convocatoria de ayudas del plan relacionado con el hidrógeno y a continuación irá uno ligado a la industria alimentaria. Más tarde, llegará uno vinculado a la industria aeronáutica en el que la industria vasca también jugará un papel decisivo.

El modelo no contenta a todo el mundo y ya hay comunidades que han mostrado su discrepancia porque les hace responsables de un bien siempre escaso como son las ayudas públicas. Por otra parte, muchos analistas habían desaconsejado esta fórmula de reparto territorial porque entienden que los fondos europeos deben servir para poner en marcha las acciones que provoquen un cambio en la economía, independientemente de la región en la que se ubique. Sin embargo el Gobierno de Sánchez ha decidido lanzar también el mensaje de que quiere corresponsabilidad de las comunidades en el reparto, así como incidir en la idea de que es necesario mantener un cierto equilibrio regional.

Lo cierto es que el Gobierno vasco ya había telegrafiado desde hace tiempo un esquema que se aproximaba a la estrategia diseñada ahora por la vicepresidenta primera, cuando elaboró su plan para los 'Next Generation'. En él ya definió nueve áreas de actuación que consideró claves para la comunidad y que podían quedar fuera de los grandes planes que ya preparaba el Gobierno central. Aspiraba, así lo indicaron los responsables del Departamento de Economía el pasado mayo, a un volumen de ayudas en el entorno de los 6.400 millones de euros. Esto es, algo menos del 10% de los 72.000 que se van a repartir en primera instancia y que tienen carácter de subvención, ya que hay dudas de que se entre en la segunda fase dotada con otros 70.000 millones pero que se concederían como créditos con la obligación de ser devueltos.

Las cifras, insisten, están en el aire y la nueva estrategia deja en manos de la Administración vasca una notable responsabilidad: elegir quá actuaciones pasan el filtro y cuáles no. Entre los planes que el Gobierno vasco quería lanzar con una gestión descentralizada figuran proyectos relacionados con la generación eléctrica marina, la redes inteligentes de distribución de energía, los sectores de actividad que afrontan el envejecimiento de la población o la transformación del suelo industrial.