Indra rompe las negociaciones con Rolls-Royce y renuncia a comprar ITP
La compañía británica garantiza la estabilidad de la empresa vasca y señala que no mantendrá una «posición activa de venta»
Indra y Rolls-Royce anunciaron ayer de forma oficial la ruptura de sus negociaciones en torno a la transmisión de las acciones de la empresa ... vasca ITP, que en estos momentos es una filial controlada al 100% por el fabricante británico de motores aeronáuticos. La tecnológica española y Rolls habían reconocido a mediados de junio la existencia de conversaciones avanzadas, e incluso algunas fuentes apuntan a que ya habían alcanzado un principio de acuerdo en algunos aspectos clave, como era la valoración de la compañía y el porcentaje que cambiaría de manos. Las mismas fuentes trasladaban ayer la idea de que en los últimos días Rolls-Royce había tratado de modificar las condiciones del preacuerdo, lo que incluía un cambio real en el precio que no ha sido aceptado por Indra.
Rolls-Royce, que junto a Sener participó en la creación de la empresa vasca de componentes de los motores aeronáuticos en 1989, había adquirido la totalidad de las acciones a finales de 2017. En la actualidad, la compañía tiene su sede en el Parque Tecnológico de Bizkaia, un total de 3.800 empleados y factorías en Gran Bretaña, Malta, India y México además de varias instalaciones en España. Sener, acogiéndose a una opción de venta que estaba pactada de antemano, decidió vender su 53% por 720 millones de euros. Fuentes del fabricante británico matizaron ayer que, pese al fracaso de las negociaciones, garantizan la «estabilidad de la compañía» vasca, al tiempo que aseguran que no mantendrán «una estrategia activa de venta».
El Ministerio de Defensa había estimulado el interés de Indra para entrar en esta operación
Indra reconoció a mediados de junio la existencia de las negociaciones, pero lo cierto es que la operación nació forzada desde el primer minuto. Todo apunta a que el principal interés no partió de la empresa presidida por Fernando Abril-Martorell, sino desde del Ministerio de Defensa, ávido por encontrar un socio de 'confianza' para ITP.
De un lado, porque existía la sospecha de que más tarde o más temprano Rolls-Royce podía desprenderse de ella por razones industriales –la firma vasca fabrica también componentes para sus competidores– o incluso financieras.
También, y más importante, porque a Defensa nunca le gustó que la compañía que realiza el mantenimiento de la flota del Ejército del Aire siguiese en manos extranjeras. Menos aún en las de una empresa perteneciente a un país que desea abandonar la Unión Europea. El hecho de que el máximo responsable del área de Defensa de Indra fuese Ignacio Mataix, exconsejero delegado de ITP, permitía cuadrar un puzle aparentemente complejo. Incluso, desde la Administración vasca se dejaba entrever que la presencia de Indra y sus garantías de mantener el centro de decisión de ITP en Euskadi aportaban algo de tranquilidad.
Correctivo en Bolsa
Si Indra entró en la puja 'animada' por el Gobierno español, el mercado bursátil mandó las primeras señales de advertencia de forma inmediata. La adquisición de un negocio intensivo en inversión y de retorno lento en beneficios, dispararía la deuda. Aunque Indra dio a entender que financiaría la compra con una combinación de deuda y ampliación de capital, los inversores optaron por darle la espalda.
La empresa ha cosechado desde entonces una reducción del 19% en su valor en Bolsa. Un 'recado' que, señalan fuentes financieras, ha podido tensionar al máximo la recta final de las negociaciones para adquirir lo que ya se había anticipado como un paquete de control, del entorno del 70% de las acciones de ITP.
En su contexto
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- 19% ha sido el durísimo correctivo que Indra ha tenido que soportar en Bolsa desde que reconoció de forma oficial que negociaba la compra de la empresa vasca. La propia depreciación de sus acciones complicaba el esquema de financiación que habían diseñado.
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Del rumor a la realidad. El pasado 14 de junio Indra emitió un escueto comunicado en el que admitía por primera vez lo que era un rumor desde hacía tiempo. Había iniciado negociaciones con Rolls en torno al futuro de ITP.
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Mucha deuda. Apenas cuatro días más tarde, el 18 de junio, Indra amplió la información para aportar dos detalles. La participación a adquirir sería «de control» –por tanto superior al 50%– y se financiaría con endeudamiento y con una ampliación de capital.
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