Azti constata que la pesca de anchoa en el Golfo de Bizkaia está asegurada

Y es que, aunque la cifra garantiza el reclutamiento medio para la temporada de 2022, el número de juveniles estimado se sitúa «ligeramente» por debajo de la media de la serie histórica. El año pasado, sin ir más lejos, el estudio constató alrededor de 230.000 toneladas.

La investigación, que ha cubierto un total de 37.500 millas náuticas, también ha permitido conocer las razones del desplazamiento geográfico registrado durante la última costera, en la que el bocarte se trasladó hacia aguas cántabras y asturianas sin apenas aparecer frente al litoral vasco.

«Su distribución espacial posiblemente estuviera influenciada por la presencia de una capa superficial de plancton, denominada 'zikiña' por los arrantzales, y que este año hemos podido identificar que se encuentra formada principalmente por pequeñas salpas», explica Guillermo Boyra, científico de Azti y responsable de la campaña oceanográfica.

Confundidos con plásticos o medusas, las salpas son pequeños seres vivos casi transparentes cuya aglomeración tan masiva no es algo frecuente, pero los expertos afirman que se debe al aumento de plancton ante la subida de la temperatura del agua como consecuencia del cambio climático.

«Dada la enorme extensión que ocupaba creemos que podría haber afectado a la distribución de la anchoa, que parece evitar esas zonas de forma activa», añadieron las mismas fuentes. Los científicos también han apreciado una tendencia a la baja en el tamaño de la anchoa en la última década. Frente a los 10.6 centímetros de 2004, en 2021 la media ha sido de 5,3.

Estos resultados servirán de referencia para fijar las recomendaciones de la UE sobre las cuotas pesqueras de esta especie para la flota del Cantábrico.