«Sin ayudas, más del 70% de la población no se plantea pasarse al coche eléctrico»
Cree que Bruselas debe respaldar a la industria sin someterla a unos objetivos «imposibles de cumplir» en un entorno cada vez más exigente
La fotografía del sector español de la automoción proyecta claroscuros y es difícil de interpretar en estos momentos. Mientras el mercado de matriculaciones y la ... cuota eléctrica van al alza, tanto el agotamiento del plan Moves como la crisis estructural del sector en Europa ponen en jaque a una industria ya presionada por cumplir las normativas europeas de emisiones y cada vez más amenazada por actores internacionales como China. En este complejo escenario, Marta Blázquez, presidenta de Faconauto –patronal de los concesionarios en España–, considera que los planes de incentivo a la demanda deben continuar basándose en la neutralidad tecnológica y que Bruselas debe respaldar a la industria sin someterla a unos objetivos «imposibles de cumplir».
–El mercado de matriculaciones crece a buen ritmo durante este año. ¿Esperan recuperar los niveles prepandemia?
– Por fin estamos cambiando la tendencia y estamos cogiendo velocidad de crucero. Esperamos cerrar el año con 1,2 millones de coches vendidos, cerca de las cifras de 2019. Vemos que hay viento de cola, pero lo más importante es que esta inercia se mantenga entre las clases medias, que son las que de repente están tirando del mercado. En España las matriculaciones crecen un 15% en lo que va de año y Euskadi, exceptuando la Comunidad Valenciana, es la comunidad que más avanza, un 21%.
– Gracias, en parte, al plan 'renove' vasco, que es tecnológicamente neutro. ¿Es el camino a seguir?
– Sí, claramente, y los números lo demuestran. Por una parte, porque con planes de estímulo a la demanda, la gran ganadora es la propia electrificación. Y por otra, porque subvencionar todos los vehículos que consuman poco contribuye a la descarbonización del planeta y de la economía, además de ser coches más seguros. Juntando estos factores, la ecuación sale.
– Parece que el coche eléctrico por fin ha despegado. ¿A qué se debe?
– Diría que es el primer año en el que hemos intentado convencer al cliente de que la electrificación también le conviene, y a pesar de la lentitud del plan Moves, las ayudas son cuantiosas. Esto es crucial porque un estudio que hicimos reveló que el 73% de la población no se plantea pasarse a un vehículo eléctrico sin disponer de ayudas. Con todo, poco a poco se eliminan más barreras: cada vez hay eléctricos más asequibles, más puntos de recarga, y, algo muy importante, bien señalizados en las carreteras.
– Sin embargo, los fondos del Moves ya se han agotado en nueve comunidades, entre ellas Euskadi. ¿Preocupa esto en el sector?
– La electrificación es una apuesta de país y no podemos volver a dejar sola a la ciudadanía diciéndoles que se compren un coche eléctrico. Ahora no podemos permitirnos parar las ayudas y es una pena, porque el importe es bueno, pero el plan no ha tenido la continuidad suficiente para aportar tranquilidad suficiente al cliente, que ahora mismo vuelve a estar a la espera. Lo peor es la incertidumbre, una vez más, de qué le decimos al cliente.
– El miércoles el Congreso dio luz verde a un plan nacional de renovación del parque, algo que desde Faconauto llevaban tiempo reclamando.
– Se trata de un punto de inflexión en la política de movilidad. Por fin se reconoce que renovar el parque es una herramienta estructural para reducir emisiones y dinamizar la industria nacional, complementando los planes de electrificación con una estrategia realista. Siempre hemos defendido que no hay nada más sostenible ni más social que un plan de renovación bien diseñado, porque permite avanzar en la transición sin dejar atrás a los ciudadanos ni a las empresas.
– ¿Qué características debería tener el plan?
– El modelo del Plan Reinicia Auto+ de la Comunidad Valenciana es un buen ejemplo: gestión a través de la red de concesionarios, aplicación directa de las ayudas como descuento en el momento de la compra y un sistema que exige el achatarramiento del vehículo antiguo. Tiene que ser homogéneo, ágil y previsible.
«Trabas exógenas»
– Las marcas chinas han irrumpido con fuerza en el mercado. ¿Qué supone para los concesionarios?
– Si lo analizamos como comerciantes, es una oportunidad, porque damos a los clientes una oferta más amplia y a unas calidades y unos precios muy buenos. Pero si lo analizamos como parte de un todo, ya que somos parte de la cadena de valor, nos gustaría que no solo vinieran aquí a vender, sino a producir y formar parte de la comunidad industrial. En este sentido, Europa va muy retrasada y los tiempos apremian. China y Marruecos están creando unos puertos muy atractivos y el mundo no se está quedando quieto. Alguien tiene que cortar esto y son los políticos europeos.
– ¿De qué manera?
– Respaldar a la industria significa no someterla a unos objetivos imposibles de cumplir, sino acompañarla para que cumpla esos objetivos en términos de competitividad. Si tu cargas a tu industria con burocracia, penalizaciones y costes le impides ser competitiva. Y eso que estamos en condiciones de competir porque hay talento, innovación y se sabe trabajar. Las fábricas españolas, por ejemplo, tienen los mejores ratios del mundo, pero si tú añades trabas exógenas a la propia actividad, lo que haces es lastrar la industria.
«Es un punto de inflexión y debe gestionarse a través de los concesionarios, con ayudas directas en el momento de la compra»
– ¿Cree que Bruselas debe recular en la prohibición de los vehículos de combustión más allá de 2035?
– Si vemos que no estamos llegando a esos objetivos y se siguen sin cambiar los plazos, algo se tiene que hacer. O pones buenas políticas para llegar o tienes que cambiar los objetivos. Nosotros optamos por lo primero; vamos a intentar llegar, pero para eso dame las herramientas y no me quites las que tengo. No me quites los motores de combustión nuevos, que son muy eficientes. Estás torpedeando, no ayudando.
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