Los atletas populares toman la palabra

Además, a su paso por el centro de la capital alavesa, se encontrará con la fidelidad de un público que suma su factor humano para empujar a los protagonistas. Tres de estos han querido compartir con EL CORREO sus diferentes historias. Retos, motivaciones, sacrificios y esfuerzos son el denominador común que impulsan a Edurne Pérez, Abigail García e Iñaki Samaniego a colgarse un dorsal y saborear cada kilómetro como si del último se tratara. Una preparación de semanas que les lleva a esta última en la que ya velan armas para el día más esperado. El trabajo está hecho. Toca disfrutar.

Su pasión por caminar diariamente -«dos horas al día con mi música», precisa- derivó en correr en compañía hace cuatro años. «Me uní a un grupo de running para socializar y compartir un rato», explica Edurne Pérez, contable de profesión. Lo que inició antes de la pandemia y su obligado paréntesis tendrán un sentido el próximo 14 de mayo en Vitoria. «Es la primera vez que me pondré un dorsal en una carrera. Es algo que me pone muy nerviosa pero me he animado», añade.

Buena parte de culpa la tiene su familia. Su marido, corredor popular, le acompañará en su primera experiencia, en la que también se sentirá arropada por sus hermanos y su sobrino, deportistas embarcados en otras disciplinas que han decidido recorrer los 10 kilómetros de la carrera popular para hacer de ese día algo inolvidable. «Iremos juntos y espero que crucemos la meta juntos. Después llegarán las cervecitas para celebrarlo», apunta.

En esa disciplina que ha adquirido dentro de sus rutinas, entrena hasta tres días por semana. Sabe y conoce el ritmo que le conviene. «En los grupos de running vamos dos días por semana, uno hacemos carrera y otro series. Algunas también nos sumamos los sábados, así que con tres días por semana creo que voy preparada aunque los nervios siempre están», reconoce Edurne.

No habrá obsesión por el crono. El tiempo será lo de menos. «Corro por sensaciones porque para mí lo importante es disfrutar. Hasta hace poco sufría mucho pero cada vez me siento mejor», confiesa. Siempre hay un inicio que marca después diferentes hojas de ruta. En su caso, la Behobia-San Sebastián del próximo noviembre será el objetivo ambicioso para esta vitoriana de carácter alegre y tímido.

A una semana de portar su dorsal, seguirá atendiendo a su alimentación como lo hace desde hace unos años. «Ahora me cuido mucho entre semana y como sano. Pero el viernes y sábado me pego caprichos. Me gusta salir a comer o cenar, tomar unas cervezas. Eso no lo perdono. Ya hice dietas de esas milagro y no me valieron de mucho. Ahora me siento bien», relata orgullosa. Ya no hay marcha atrás. Como dijo Julio César: 'Álea jacta est'.

Un desengaño amoroso empujó a Abigail García a iniciarse en el atletismo. Deportista habitual, hace doce años comenzó a correr con un grupo de atletas populares que le animaron a ponerse su primer dorsal. Después vinieron más, hasta que en 2014 corrió su primer maratón de los 41 que acumula ya en sus piernas. «Mi reto es correr mi maratón número 42 a mis 42 años. Es un número maratoniano y para mí será un honor hacerlo en Vitoria con Martín Fiz», confiesa esta barcelonesa administrativa de profesión.

Hace un año que decidió completar el reto. Antes de la pandemia hacia dos maratones por año; después del parón la frecuencia fue mayor. «Unos 12 o 13 aproximadamente. Aunque ahora con el reto que quiero completar disputo uno cada dos semanas», explica Abigail.

Se conoce la geografía española al detalle, disfrutando de cada ciudad a la que acude para correr «y saborear la gastronomía de cada sitio. Es verdad, me he recorrido España entera. Solo he completado un maratón fuera, en Roma». En plenitud a sus 42 años, ha hecho del correr un estilo de vida. «En un maratón es cuando conecto con mi cuerpo. A partir del kilómetro 30 me sé regular, sé qué reservas tengo para tirar hasta meta. Sigo emocinándome cada vez que la cruzo. Soy feliz corriendo», afirma.

¿Celebrará su cuadragésimo segundo maratón de una manera especial? Por supuesto. «Me ha dicho Martín Fiz que cruzará conmigo la meta. Será un honor. Soy su fan número uno. Él es mi inspiración», confiesa. El idilio de esta catalana con la prueba reina del atletismo no acabará aquí. El siguiente paso será llegar a los 50. Un desafío para el que ya tiene planificados los futuros destinos. «Estaré en Logroño, Lleida, Valencia, San Sebastián, Gran Canaria y Málaga. Me falta alguno más hasta los 50. Después, lo siguiente serán los 100. Quiero entrar en el Libro de Records Guinness entre las personas que han completado cien maratones. Me haría mucha ilusión», apunta. Tampoco descarta abrir este nuevo objetivo a otros países. Repetir Roma o visitar París y Venecia ya está en sus previsiones. Nada le detendrá hasta conseguirlo.

De correr solo a hacerlo acompañado. Iñaki Samaniego es otro atleta popular nacido de los numerosos grupos de running que recorren los parques de Vitoria cualquier día de la semana. Fue futbolero en su época escolar y asiduo a la práctica deportiva. Desde hace dos años comparte entrenamientos colectivos. «Corría solo y me animé a unirme a los grupos de Running Fiz para mejorar un poco. Correr con más gente te motiva más y te hace mejorar», asegura este ingeniero treintañero.

Su estreno en una media maratón fue en 2022, precisamente dentro del programa del Maratón Martín Fiz. La experiencia fue tan satisfactoria que este año repite. «Será mi segunda carrera de 21 kilómetros. Voy algo más preparado pero sufrir, seguro que sufriré porque es un gran esfuerzo. De todas maneras, ya vengo mentalizado porque corrí hace una semana la Subida a Estíbaliz. Son 15 kilómetros con el duro repecho del final. Fue una buena prueba para ver cómo me encuentro», explica al detalle.

Para Iñaki, su reto es ya «una motivación y una manera de superarte y mejorar». El plus de correr en casa seguro que le dará alas para superar los peores momentos que se presenten durante el recorrido. «Cambia con respecto al año pasado. Me gusta mucho. Correr por el centro de la ciudad te hace sentir de cerca al público, a tus amigos, a la familia que va apoyarte y que son los que te ayudan a sacar fuerzas si empiezan a flaquear», reconoce.

Es y se siente un atleta popular. Sin manías excesivas ni dispendios como zapatillas de 200 euros. «Para nada. Llevo un calzado normal, con el que me siento cómodo. No soy muy especial para estas cosas. Corro porque me gusta y disfruto pero soy un corredor popular. Ni siquiera me obsesiono con el crono y los tiempos. Lo que me va mejor es correr por sensaciones», confiesa.

Esta práctica se ha convertido también en su válvula de escape vital. «Es una manera de despejar la mente», remarca. El enganche tiene un recorrido y es que siempre se quiere más. Su anhelo, enfrentarse a los 42 kilómetros. «Me gustaría en un futuro, pero ahora no estoy preparado», reconoce.