Mikel Urrutikoetxea no puede con la ambición de Artola

Era un partido para reafirmar las buenas sensaciones que había tenido en los entrenamientos, pero Mikel Urrutikoetxea cayó por segundo año consecutivo en los cuartos del Manomanista. El vizcaíno no pudo con la ambición de un Artola crecido que jugará por primera vez en su carrera las semifinales de esta competición. Bizkaia se queda sin representantes en el campeonato más grande, que tiene tres nuevos inquilinos a falta de un paso para el choque cumbre y en el que tan solo sigue con vida Altuna III con respecto al año pasado.

El de Zaratamo se difuminó conforme su rival se crecía en un duelo en el que comenzó bastante atado y en el que no logró soltar nunca el nudo del estómago. Tuvo un buen inicio, pero en el momento en que el guipuzcoano cogió el saque se le empezó a hacer de noche. Habían entrenado mucho juntos y el de Alegia sabía que tenía que asumir riesgos porque solo con la pegada no iba a tener opciones, y lo hizo a la perfección. Llegaba rodado y con la confianza intacta después de una dura brega contra Agirre, y supo sacar mucho partido a su fe. Todo lo contrario que Urrutikoetxea. Sus dudas pesaron demasiado. No fue capaz de igualar la propuesta de su rival y mentalmente se vino abajo. Es el peligro que tienen los primeros partidos en una modalidad tan exigente.

El que vistió de colorado comenzó con el marcador a favor (2-0), pero le faltó tiempo para entrar de pleno en la contienda y soltar lastre. Y el golpe fue grande. Su rival sí lo hizo. Tenía menos presión y la supo gestionar.

El guipuzcoano hizo mucho daño con el saque y con el segundo pelotazo porque constató que su rival no tenía el día. Y se creció. Su confianza aumentó enteros conforme los tantos cayeron de su lado y estuvo inspirado a la hora de poner la puntilla a sus acciones. Llegaba dispuesto a sufrir, pero el encuentro fue mucho más llevadero de lo que pensaba.

Estaba fresco y tuvo el criterio suficiente para dominar los tantos y no meterse en problemas. Para Urrutikoetxea fue un querer y no poder. Porque su claridad de ideas no fue la adecuada y tampoco consiguió rentabilizar las oportunidades que tuvo para encadenar alguna tacada que se le pudiera indigestar a su oponente. Su inconsistencia empezó con el resto, y siguió con que no fue capaz de generarse situaciones con las que ganar enteros. Tampoco tuvo fortuna en algunas acciones que podían haberle dado algo de aire.

El primer parcial de 2-12 encajado hasta el ecuador de la contienda tuvo demasiado peso. Estuvo muy incómodo sobre la cancha y no logró darle la vuelta a la situación. Para entonces Artola ya estaba crecido y con una marcha más, por lo que todo fue más sencillo. Le bastó con mantener la dinámica y dio la sensación de tener la situación controlada en todo momento. Los descansos solicitados por Urrutikoetxea tampoco sirvieron de mucho. No fue su día. Enfrente tuvo un rival con más hambre que aprovechó su momento.