¿Sabrán convivir Márquez y Lorenzo en el mismo equipo?

Llega Márquez con su hombro izquierdo restañado en el quirófano, con un compañero de garaje –Jorge Lorenzo– que no espera que se comporte como uno de celda. Y abre la espita del morbo un Valentino Rossi inagotable. Ya es un cuarentón el italiano, le saca 20 años al benjamín de la cilindrada reina, Fabio Quartararo (el domingo tendrá 19 años y 324 días) y también tiene a su vera a su gran rival, Maverick Viñales, que promete guerra sin cuartel. A un lado, agazapado, Dovizioso con una Ducati voladora que ha obligado al resto de equipos de fábrica a mover ficha. Se habla, y los tests lo han confirmado, de que Honda y Yamaha han ganado en velocidad punta. Ahora habrá que comprobar si no se resiente el compromiso de la moto en el ritmo y duración de carrera.

Márquez lleva tres títulos consecutivos, cuatro en cinco años. Quiere emular a Rossi con una cuarta muesca seguida. Para ello avanza que no va a cambiar nada en lo referente al riesgo que asume. Con 50 caídas sumadas en los dos anteriores ejercicios dice que firmaría besar el asfalto otras 23 veces, como en 2018, si canjea el curso con otro título. «Lo firmo, no hay problema». Cree que estirar la velocidad de su Honda era vital ante la evolución de Ducati, cada vez más cerca de la casa nipona del ala dorada. Porque puestos a adivinar adversarios, el ingenio encarnado bautizado como Desmosedici sigue siendo un misil en manos del piloto de Forli, que cree que tras dos subcampeonatos ha llegado ya su momento. Y percibe que Petrucci puede ser, llegado el caso, más un fiel escudero que un lastre en su asalto al título.

La incógnita en Honda es, lógicamente, la capacidad de adecuación de Jorge Lorenzo al tercer equipo en el que milita en la categoría reina. Desde 2012 todos los títulos han sido sumados por los ahora compañeros de equipo. Para no variar en su coletilla de 'Pupas', el mallorquín sufrió una fea caída en la intersesión que dañó su muñeca izquierda. Descartarle como aspirante sería un error, pero va a ser muy interesante seguir de cerca lo que sucede en ese box, sobre todo si se confirmara una rápida querencia de Márquez a las victorias.

En principio, Yamaha parte como tercero en discordia, pero menos. Porque Viñales ha sido uno de los pilotos más inspirados en la pretemporada. Fue el mejor en dos de los cuatro test invernales (Valencia y Catar) y se postula como candidato). Se le ve mucho más profesional desde el punto de vista que la factoría de Iwata se ha basado en él para la evolución de la mecánica que comparte con Rossi. Ha recuperado el dorsal 12 con el que se inició en el motociclismo y al jefe técnico con el que fue campeón de Moto3, Esteban García. Su favorito es Jorge Lorenzo, un vaticinio aislado entre la parrilla. Para Rossi el mallorquín no entra entre los elegidos y pone en fila a Márquez y Dovizioso, después a Viñales y él mismo, y sólo tras las Yamaha a Lorenzo, Petrucci y Rins. Con 40 años ya cumplidos, Rossi desvela como ingredientes en su 'eterna juventud' «la pasión, el poder de la adrenalina y la preparación física».

Con el resto de estructuras un paso por detrás de la terna que forman Honda-Ducati-Yamaha, hay que buscar la figura del posible tapado. Tal como ha evolucionado y por lo visto en los cuatros ensayos de Cheste, Jerez, Sepang y Losail, su identidad podría responder a la de Álex Rins. Sobre el colín de una Suzuki menos vitaminada que las 'Majors' ha convertido el ritmo de carrera en su gran virtud. Constante, sin fallos destacables, limando milésimas a cada giro cubierto, el barcelonés entiende que «el que no quiera ganar el título se puede dedicar a jugar a las canicas». Aunque está en boca de mucha gente, «la presión no me afecta», reconocía ayer mismo en Losail. Tiene como compañero al rookie Joan Mir y su imagen ha evolucionado hacia un pelo afro que le hace inconfundible en cuanto se libera del casco.

Los 22 pilotos que conforman la parrilla –se espera para mayo la vuelta de Dani Pedrosa con KTM, retrasada por una operación de hombro–, acumulan 30 títulos mundiales. De la cilindrada reina lo han sido Rossi, Márquez y Lorenzo, y de las inferiores Zarco, Rabat, Pol Espargaró, Viñales, Bagnaia, Dovizioso, Mir y Morbidelli. 19 de ellos han ganado carreras alguna vez. 115 para Valentino Rossi y una por barba para Quartararo y Abraham.

La acción comienza hoy en catar, aún con la duda de si habrá cambio de horario para las carreras dominicales. La de MotoGP está prevista para las 18.00 (hora española), pero los pilotos en masa han solicitado que se adelante una hora porque al ser de noche en Catar se producen abruptas variaciones de temperatura y humedad que afectan al agarre de los neumáticos, provocando un aumento considerable de las caídas. Es algo en lo que, sin que sirva de precedente, todos parecen estar de acuerdo.

Márquez busca su cuarto título seguido. Su operación de hombro afectó a la pretemporada, pero sobre la moto dice estar «casi al cien por ciento». Cohabitar con Jorge Lorenzo proyecta la incertidumbre a las reacciones del mallorquín, también tocado y renqueante en el invierno. En cuanto se encelen en carrera la actual armonía podría esfumarse. Desde 2012 sólo ellos han ganado los títulos de MotoGP.

La Desmosedici, su velocidad punta, ha hecho variar el trabajo de los ingenieros de Honda y Yamaha para intentar neutralizar el misil italiano. Pero eso podría incluir un peaje y no será hasta que avance el curso cuando se compruebe la afección al comportamiento de las monturas. Mientras, Dovizioso conoce hasta el último secreto de la máquina de Borgo Panigale y Petrucci no se queda atrás como sempiterno probador.

Maverick Viñales ha sido el encargado de guiar a los técnicos de Iwata en busca de soluciones para convertir la Yamaha en una moto más completa, que se aleje de su limitada capacidad para ganar sólo en determinados circuitos. El catalán vuela, se muestra confiado y se ha garantizado un ambiente cercano que retroalimenta su ambición. Rossi, a los 40 años, no tira la toalla y sabe que sus bazas pasan por reservar para las carreras su potencial, fantasía y capacidad de pelea.

Álex Rins se ha destacado como el mejor entre los teóricos secundarios, al punto de que es tenido en cuenta en las quinielas.

Zarco ya es piloto de fábrica, aunque su moto, como la de Pol Espargaró, está necesitada de chicha para poder dejarse ver adelante.

Tampoco Aprilia entra en las quinielas de las monturas llamadas a ganar carreras y deberá protegerse de los equipos satélite.

Miller dispondrá de una Ducati Desmosedici de 2019, mientras el debutante Peco Bagnaia partirá con una del año pasado.

El equipo Tech3 deja Yamaha para aliarse con KTM como estructura satélite de fábrica con sendas RC16.

Nakagami fue el más rápido en el test de Jerez y Crutchlow, con agua de por medio, es un demonio. Buenos animadores.

Bajo pabellón malayo, Morbidelli tendrá una M1 como las oficiales Yamaha y el debutante francés una montura de 2018.

Olvidado su brutal accidente de Silverstone, Rabat dispondrá de una Ducati Desmosedici, con especificaciones de 2018. Igual que su compañero, el checo Abraham.