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A. Lafuente
Sábado, 8 de febrero 2025, 00:15
La carrera por ser el más grande la historia, el mejor jugador de fútbol americano de todos los tiempos, está abierta desde hace unos años ... y mañana vive en Nueva Orleans una nueva batalla. Allí se disputa la Super Bowl número 59, que enfrenta a los Kansas City Chiefs y a los Philadelphia Eagles. Y allí Patrick Mahomes, el quarterback y estrella de los Chiefs puede ganar su tercer título consecutivo, algo que no ha conseguido ningún equipo en la historia de la NFL. Si lo logra daría un paso de gigante hacia la cima.
Su pelea es con Tom Brady, líder durante más de 20 años de los New England Patriots, con los que llegó a 9 Super Bowls y ganó 6. Después se marchó a Tampa Bay Buccaneers y conquistó con los de Florida un nuevo título. Siete anillos, una cifra por nadie alcanzada y que hasta hace muy poco parecía además totalmente inalcanzable. Pero irrumpió Patrick Mahomes en la liga y se ha abierto una batalla sin precedentes.
En solo siete temporadas como titular ha llevado a su equipo a cinco finales y a dos semifinales de la competición. Tiene ya tres títulos y puede alcanzar mañana el cuarto. A los 29 años (cumple 30 en septiembre) tiene mejores estadísticas de las que exhibía con esa edad Tom Brady, proclamado tras su retirada como el GOAT (cabra en inglés, pero también acrónimo de Greatest Of All Times, el más grande de todos los tiempos). Fue Brady, ya en el declinar de su carrera, el único que le ganó un Super Bowl al 'jefe' de Kansas.
En la cabina de comentaristas de la Fox en el Superdome de Nueva Orleans estará precisamente Tom Brady observando un partido que es una repetición de la gran final de 2023. Hace dos años Chiefs se impuso 38-35 a los Eagles, en un partido igualado, como casi todos los que ha disputado y ganado esta temporada el equipo liderado por Patrick Mahomes. El quaterback viene de hacer una campaña más bien mediocre, con las peores estadísticas de su carrera (solo 26 pases de touchdown), pero cuando llegan las grandes citas nunca falla. Máxima fiabilidad, cada vez menos riesgo en los pases a sus receptores y más precisión en la parte final del campo, llegando a la zona de anotación, donde se definen los partidos.
Las previsiones hablan de un partido muy condicionado por dos de las mejores defensas de la NFL. La que menos puntos y yardas ha permitido durante la temporada regular (Philapdelphia) y una de las más eficaces en la presión al quaterback rival, al que a veces llega a presionar con hasta siete de los once jugadores de campo (Kansas). Y en esa lucha la experiencia de Mahomes para encontrar soluciones será seguramente más determinante que las buenas cualidades de Jalen Hurts, el mariscal de campo de los Eagles, más errático cuando siente el aliento de los rivales.
Fuera de esos dos nombres propios, la suerte de los Eagles y del partido dependerá muy probablemente del papel del runnig back Saquon Barkley, designado mejor jugador ofensivo del año. Un torbellino de potencia y velocidad elegido en su momento como número 2 del draft por los New York Giants y que en su primera campaña con los de Philadelphia ha resucitado y se ha convertido en un factor determinante. Si Kansas no logra pararle, puede tener un problema.
Puede ser quien dé a los Eagles la segunda Super Bowl de la historia. La única que tienen se la ganaron precisamente a los New England Patriots en 2017, con un quaterback suplente que nunca llegó a nada después en la liga (Nick Foles), que se convirtió en protagonista del partido porque además de dar un pase de touchdown consiguió una anotación como receptor en una jugada de engaño bautizada como 'Philly Special', que ya ha pasado a los anales de la historia de la competición.
El partido (00.30 horas del lunes en España) será como siempre un gran espectáculo. Por primera vez en la historia estará presente en el campo un presidente de Estados Unidos en activo. Sí, Donald Trump ha prometido acercarse a Nueva Orleans entre firma y firma de decretos. Irá claro está Taylor Swift, la archifamosa cantante, pero no a actuar si no a animar su novio, Travis Kelce, compañero de Mahomes en Kansas y otro de los nombres decisivos del partido. En el descanso el que hará su show durante 15 minutos será el rapero Kendrick Lamar.
Y las cifras, como siempre, serán gigantes. En todo Estados Unidos será la retransmisión televisiva más vista del año y se consumirán más de 1.400 millones de alitas. Solo en Nueva Orleans 'caerán' 230 millones de litros de cerveza y hay 26.000 habitaciones de hotel ocupadas. Un anuncio de 30 segundos costará alrededor de 7 millones de dólares durante la retransmisión. Y se esperan más de 130.000 millones de dólares gastados en apuestas. Uno se puede jugar el dinero a lo que quiera: resultados deportivos, pero también al color del Gatorade que será echado por la cabeza del entrenador ganador o si finalmente Travis Kelce aprovechará una hipotética victoria para proponer matrimonio a Taylor Swift delante de América. Eso sí que sería alcanzar la cima.
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