Castro y el astro argentino: dos amigos que mueren el mismo día

Diago Armando Maradona no era hombre de medias tintas. Fidel Castro tampoco. Dos figuras para la historia a los que unió una gran amistad y que el azar ha querido que hayan fallecido el mismo día. El cubano murió el 25 de noviembre de 2016 a los 90 años, hoy, el mundo dice adiós al astro argentino.

Ambos hombre se profesaban una gran admiración y compartían las mismas ideas políticas. El Pelusa incluso lucía un tatuaje con las imagen del líder cubano en su pierna izquierda. En un brazo, la Ernesto 'Che' Guevara. Nunca escatimaron elogios el uno del otro y se ayudaron en momentos duros.

Se conocieron en 1987 durante la primera visita del futbolista a la isla. Allí nació una relación de profunda amistad que se afianzó con los años. Castro, amante del deporte y apasionado del fútbol, atesoraba una importante colección de camisetas, obsequio de Diego. Tesoros de su paso por el Boca Juniors, la selección argentina o el Newell's Old Boys, entre otros muchos.

En 2000, las adicciones del futbolista se hacían patentes y le llevaron al colapso. Eran los peores momentos de su vida y su amigo cubano no le abandonó. Cuando muchos le daban la espalda, Fidel Catro puso las instalaciones de una de las más pestigiosas clínicas cubana a su disposición. Allí llegó en muy mal estado -les costaba caminar y hasta hablar- para someterse a un tratamiento durante seis meses. Su estancia en Cuba acabaría siendo de cinco años. «Me cuidó siempre, me apañó, la verdad es que yo tengo sólo agradecimientos para él», llegó a comentar Maradona en múltiples ocasiones.

La distancia no mermó la relación. En 2015, el líder cubano hizo públicas algunas de las cartas que había intercambiado con Maradona. En ellas, más muestras de idolatría: «Si algo he aprendido contigo a lo largo de años de sincera y hermosa amistad, es que la lealtad no tiene precio», escribia el Pelusa en una misiva datada el 15 de enero de 2015.

El día en el mandatario moría, hace hoy cuatro años, el astro mostraba su dolor. «El día es horrible. Anoche me comunicaron que murió el más grande; el más grande sin ninguna duda. Fue como mi segundo padre. Yo viví cuatro años en Cuba y me llamaba a las dos de la mañana, nos tomábamos un mojito para hablar de política o de deporte o de lo que sucediera en el mundo y yo estaba dispuesto para hablar, ese es el recuerdo más lindo que me queda«, admitía la estrella argentina.

Un 25 de noviembre, esa vez de 2005, también moría otro célebre futbolista: el norirlandés George Best. Otra leyenda del deporte que militó la friolera de 11 temporadas en el Manchester United y cuyas peripecias trascendieron de los terrenos de juego. En el equipo del Old Trafford formó trío con otros dos míticos: Bobby Charlton y Denis Law, conocidos como el 'Holy Trinity' -la Santísima Trinidad-.

Best, un regateador genial, tuvo una vida marcada por los excesos con el alcohol y el juego. Fue uno de los primeros ídolos a los que la afición idolatraba de tal forma que se le perdonaba todo, incluso su tendencia a la autodestrucción.