EL CORREO recorre con Omar Fraile la primera etapa del Tour: «He soñado con ganar en Bilbao»
Preparación ·
El ciclista de Santurtzi, que entra dentro de los planes del Ineos para el Tour, recorre con EL CORREO los puntos clave de la primera etapa con salida y final en la capital vizcaínaOmar Fraile tiene ganas de que comience el Tour. Cuenta los días para ponerse el dorsal y salir ante su afición. En otras carreras, ... como en la Itzulia, ya ha recibido el aliento de los suyos. Pero en la ronda francesa será diferente porque la prueba por etapas más importante del mundo sale de casa, de Bilbao, el 1 de julio. «Va a ser algo histórico», señala con una sonrisa antes de echar la vista atrás y recordar que la posibilidad de que la villa fuera el punto de partida la veía «lejísimos y algo realmente difícil». «De pequeño solo sueñas con correr el Tour, y que salga de aquí es increíble».
El Tour comienza este año con una etapa muy exigente. Serán 185 kilómetros y 3.300 metros de desnivel acumulado. Omar conoce muy bien el trazado. Se sabe las carreteras «como el pasillo de casa». La ruta le gusta. «Es un recorrido bonito porque han querido enseñar un poco todo, lo más bonito en nuestra zona y al mismo tiempo han hecho una etapa durísima». Destaca el final, que será «explosivo».
La etapa pasará por Unbe, Lemoiz, Bermeo, Laga, Morga, Vivero… El ciclista de Santurtzi ha entrenado por allí cientos de veces. EL CORREO le ha acompañado para examinar las zonas estratégicas de la jornada inaugural. De hecho, domina tanto cada punto del recorrido que cuando afrontamos la primera rampa del Vivero nota algo raro. «Aquí le han dado más inclinación, esta curva tiene más pendiente que antes», apunta al ver la carretera recién asfaltada. Omar visualiza cómo va a afrontar la subida. «Si se entra fuerte iremos con el plato puesto, aunque yo lo tengo claro: intentaré quitarlo para ahorrar fuerzas», explica. En los siguientes metros, cuando ya suaviza y cogemos velocidad, pone la catalina grande, aunque sigue pensando en lo mismo: «Lo intentaré quitar en todo el puerto, bajar piñones y salvar piernas».
El vizcaíno pronostica que habrá «una escapada pronto» y que será neutralizada antes incluso de llegar al Vivero. El puerto, añade, se ascenderá muy rápido, en unos diez minutos. «Va a ser una barbaridad cómo se va a subir». «Habrá tensión de cara a la colocación, ya que en la parte de arriba todos van a querer ir bien posicionados. Estamos cerca de la meta y todo el mundo quiere estar adelante para la bajada». El asfalto está mojado en el entrenamiento. Omar cree que si el día de la prueba llueve no habrá problemas. «Cuando la carretera está tan bien, se agarra perfectamente en mojado», asegura. Lo dice tranquilo, es un equilibrista cuando el piso está bañado.
A pesar de que domina el trazado, hay una zona que le queda por explorar. Es Pike Bidea, el muro de poco más de dos kilómetros con un desnivel medio del 9% y con una rampa de hasta el 20%. No había estado antes aquí porque cuando militó en el Caja Rural y participó en el Circuito de Getxo no incluía esta subida. En las primeras rampas entre casas el porcentaje es del 9%. El corredor del Ineos asegura que la entrada a este puerto será «brutal, vamos a entrar muy enfilados». Tan rápidos que esa zona «se va a hacer casi con la inercia que llevemos». Y se atreve a hacer cálculos. «A unos 500 watios y unos 35 o 40 kilómetros por hora».
«De pequeño sólo sueñas con correr el Tour, y que salga de aquí es increíble»
Al pasar el puente sobre el corredor del Txorierri identifica el lugar. «¡Ah!, ya sé dónde estamos». Unos metros más adelante la carretera se empina, 12%, 16%. Sube marchas para ascender. La bicicleta de Omar está montada con un plato pequeño de 40 dientes y una piñonera de 34. No llega a necesitar todo. Usa el 32 y opina que en carrera «iremos con el 30». Se sienta y en un giro a la izquierda se encuentra la rampa del 20%. Se pone de pie y agarra el manillar de la parte de abajo para hacer más fuerza. Resopla. «Sí, es duro, sí», confirma. «Aquí es mejor tomar la curva por fuera», explica.
«Va a dar juego»
Cuando la carretera se suaviza un poco y retoma el 15% Omar avisa: «Aquí van a atacar, justo después de la herradura». Lo considera el punto clave para hacer algo de hueco. No debería coger a nadie desprevenido. «Todo el pelotón va a reconocer el final», afirma. Una vez arriba pone pie a tierra, da un trago de agua y constata la dureza. «Va a dar juego. Creo que los grandes líderes se van a poder mover, y todos los demás a sobrevivir a rueda para la parte final». Estima que este muro lo pasarán unos 50 ciclistas. Echa una mirada a las últimas rampas y piensa en el público. En la fuerza que transmite la afición en esas subidas. «Esto no va a parecer lo mismo de la pila de gente que va a haber aquí metida. Va a ser exagerado», vaticina. Y le entra una duda. «¿Igual lo vallan?».
Después de coronar Pike Bidea hay que bajar por Enekuri y enfilar por la Avenida Universidades. Omar contempla el Guggenheim al otro lado de la ría. «Esto va a ser una locura de lo rápido que iremos. Desde la rotonda del Ayuntamiento queda menos de un kilómetro y es todo en subida. Las 'eses' hay que darlas bien para ir bien colocado. Va a ser un final rápido pese a ser en subida». Ya en el Parque de Etxebarria, donde estará la meta, vuelve a parar. Divisa cómo son esos últimos metros y suelta media sonrisa. «¡Uff!, no me va mal». La llegada se adapta a sus cualidades. «He soñado muchas veces con ganar en Bilbao. Eres realista y es casi imposible, pero, ¿por qué no? Soñar es gratis».
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