«Me siento favorito», proclama Richard Carapaz
El líder del Giro se entrena a las órdenes de una preparadora del Movistar, Iosune Murillo, de la que destaca sobre todo su capacidad de escuchar
Jornada de descanso en el Giro, momentos de reflexión. Es el exigente Mortirolo el que aguarda mañana, en la decimosexta etapa entre Lovere y ... Ponte de Legno, al ecuatoriano Richard Carapaz, actual líder de la prueba. Aunque al menos sabe que su compañero del Movistar Mikel Landa le va a echar una mano para defender la maglia rosa. Es el mensaje que ambos han lanzado esta mañana al comparecer ante la prensa con el director de su escuadra, Eusebio Unzúe, quien ha asegurado que, ocurra lo que ocurra esta semana camino de Verona, Carapaz «es un corredor de presente y futuro para las grandes pruebas». Y el aludido, que ya fue cuarto en el Giro de 2018, se ha reconocido «contento y emocionado» al ver cómo el pelotón lo considera candidato al triunfo en 2019. «Me siento favorito y estoy animado para seguir defendiendo el maillot rosa», ha proclamado. «Si finalmente lo logramos, sería extraordinario. Noto que me tienen más en cuenta y sé que me seguirán probando en distintos terrenos, pero el equipo me respalda».
Carapaz ha admitido que los próximos días van ser difíciles, aunque él ha cogido confianza tras recuperar parte del terreno que él y Landa perdieron al principio. «No puedo decir que vaya a ser el campeón, pero lo intentaré», ha declarado. «En el Giro puede pasar de todo. Veremos cómo se mueven los rivales, pero tengo un equipo fuerte«. Respecto a las amenazas a su liderato, el ecuatoriano ha constatado que la mayor de ellas procede de Vincenzo Nibali «por su experiencia y palmarés». Aunque no se olvida de Primoz Roglic, que disfrutará de una crono final a su favor. «Queda mucho hasta Verona y hay que ir despacio, trataremos de defendernos lo mejor posible», ha reiterado Carapaz. «Seguro que en algún momento podré ayudarle», ha apostillado Landa.
De momento, el ecuatoriano puede presumir de un ascenso deportivo espectacular. Cumplirá esta semana 26 años y compite realmente desde los 17, primero en Colombia, adonde marchó para empezar como amateur, y en las últimas cuatro temporadas en España, que también lo acogió como aficionado; como un aprendiz de ciclista cuyo ídolo no es Nairo Quintana, sino Marco Pantani, el que da nombre al Mortirolo. «Yo empecé a andar en bici a los 15 años en una escuela de la provincia donde vivo (el cantón de Tulcán)», ha relatado Carapaz. «Era difícil porque en mi país no existe el ciclismo. Fui a Colombia y se abrieron las puertas. Me sirvió para venir a Europa y fichar por el Movistar».
Una mujer en el 'staff'
El líder del Giro es un corredor de temperamento tranquilo, que gusta de atacar y un tanto singular, no sólo por el país de donde procede, sino porque tiene una entrenadora, la navarra Iosune Murillo, del 'staff' del Movistar. Ella lleva a otros corredores y al equipo femenino, lo que no es frecuente en el pelotón profesional, un mundo bastante machista. Pero a Carapaz, que le han preguntado sobre ese asunto, los tópicos parecen darle igual. «La conocí cuando llegué al equipo Lizarte (la cantera del Movistar). Empezamos a trabajar muy bien y el resultado se veía en la carretera», ha señalado el ciclista acerca de Iosune, con la que lleva tres años, de los cuales valora su capacidad de escuchar. «De la relación que teníamos corredor-entrenador lo que más me gustaba es que muchas veces yo podía opinar y sugerir al plantear el entrenamiento y ella aplicarlo si veía un beneficio para mí. La verdad es que estoy muy contento».
En cuanto a su rendimiento actual en el Giro, Carapaz se ha mostrado satisfecho por la mejoría que él y Mikel Landa han experimentado a medida que discurren las etapas y sus expectativas se han recuperado. «Mikel y yo hemos progresado bien -ha constatado- y eso nos ha servido de mucho». Es consciente el ecuatoriano de que el pelotón va a poner a prueba su resistencia, pero ha recalcado que el Movistar está al cien por cien con él y que, a miles de kilómetros del Mortirolo, también lo va a estar su familia. «Mis padres me han apoyado siempre, desde que tuve que irme de casa con 17 años en busca de un sueño. Es difícil que ellos puedan venir aquí por muchos motivos, pero me siguen siempre en el día a día».
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