Muere el ciclista Barry Hoban, el amigo de Tom Simpson que se casó con su viuda

En los años 50 del siglo pasado, ser ciclista y británico era casi un oxímoron. Tan cerca y tan lejos, las Islas y Francia, y sin embargo, en el Reino Unido prácticamente no había ni una pizca de la tradición por la bicicleta del país vecino, separados tan solo por el Canal de la Mancha, el ciclismo isleño era prácticamente impermeable al del continente. En ese ambiente se crio Barry Hoban, que solo cuando vio los primeros éxitos de sus paisanos Robinson y Simpson dio el paso para intentar vivir del ciclismo. Tuvo, como ellos, que establecerse en Francia. Llegó allí en 1962, pasó al profesionalismo dos años más tarde y fichó por el Mercier de Raymond Poulidor.

En sus regresos de vacaciones llevaba a Inglaterra maillots y culottes de su equipo para revenderlos, porque era difícil encontrar material barato y así se ganaba un sobresueldo. Volvía a Francia con un cuadro que le fabricaba un artesano de Leeds, pintado de rosa, el color de las bicicletas de su equipo, y al que ponía las pegatinas del Mercier. En 1967 corría en esa escuadra con Tom Simpson, que falleció por un colapso en las faldas del Mont Ventoux, por una combinación explosiva entre el calor achicharrante y las anfetaminas que se había tomado. Un día más tarde de aquella desgracia, Hoban ganó la etapa, en su victoria más amarga. El pelotón permitió que la ganara en homenaje a su compañero y amigo. El ramo de flores fue para la viuda de Simpson, Helen Sherburn, que estaba de vacaciones en Córcega cuando se enteró de que su marido se había caído. Cuando escuchó la noticia por la radio, el cadáver de Tom iba camino de la morgue de Avignon.

Hoban comenzó a visitar con frecuencia a Helen y a sus hijas, Jane y Joanne. Dos meses antes de que comenzara el Tour de 1969, habían decidido casarse, y cuando llegó a Francia desde Gante, donde residía, su intención era ganar una etapa. El 16 de julio de 1969, la hazaña de Eddy Merckx entre Luchon y Mourenx, que destrozó a sus rivales con una escapada que comenzó en la cima del Tourmalet, a 140 kilómetros de la meta, impactó con fuerza en el pelotón. El belga tenía 24 años y los demás se encontraban fuera de lugar. «Nunca me he sentido tan viejo», aseguraba Raymond Poulidor.

Hoban, que ya había ganado el año anterior en Sallanches, tenía entre ceja y ceja vencer la etapa del día siguiente con salida en Mourenx y llegada a Burdeos. Lo había comentado desde el primer día, porque en la capital bordelesa había sido dos veces segundo en 1964 y 1968, y tenía una cuenta pendiente que saldó acompañado por cuatro corredores más que se fugaron a falta de 15 kilómetros. Les ganó al sprint. Como al día siguiente, cuando volvió a meterse en una escapada a 20 kilómetros de la meta en Brive. Otra vez se impuso a sus cuatro compañeros de fuga. Se convirtió en el primer británico en ganar dos etapas, además consecutivas, en el mismo Tour.

En octubre de ese año, montado en un Opel de color rojo, escoltado por dos gendarmes en motocicleta y con Helen sentada a su lado, escaló de nuevo el Mont Ventoux, donde le esperaban las autoridades locales y las del Tour, para inaugurar el monumento a su amigo Tom Simpson, erigido gracias a los fondos recaudados en una colecta celebrada en Inglaterra. Corrió 12 veces el Tour, un récord entre ciclistas británicos que después igualaron David Millar y Geraint Thomas. Ganó ocho etapas. Se retiró en 1980 después de 16 temporadas como profesional. El sábado pasado falleció a los 85 años. Le sobreviven su esposa Helen, su hija Daniella y sus hijastras Jane y Joanne, las hijas de Tom Simpson.

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