Izagirre se cae cuando trataba de cazar a Vingegaard
El guipuzcoano estuvo cerca del líder danés de O Gran Camiño en la última subida y patinó en el descenso por una carretera sucia y embarrada
El miedo al frío y la nieve que tenían muchos corredores obligó a acortar la tercera etapa de O Gran Camiño, que concluía en la ... vieja y embarrada carretera que sube al alto del Castelo. Esa montaña de la comarca de Valdeorras fue devastada por el fuego el pasado verano. Paisaje negro. Sobre ese fondo calcinado, de nuevo brilló el maillot amarillo del líder, Jonas Vingegaard, que en su segundo día de competición del año repitió victoria. Se quedó con toda la luz del ceciniento día. La bola negra, a juego con el decorado, fue para el que más cerca del danés estuvo en la subida. Ion Izagirre trató de alcanzarle en el estrecho, sucio y peligroso descenso previo a la meta. Patinó. Y, relegado, cruzó la pancarta con el brazo derecho casi inútil. Otra caída en su largo palmarés de desgracias.
El guipuzcoano, con el hombro derecho de luto, se apoyó con el otro brazo en una valla de la meta. Ganas de llorar. Había estado cerca de aguantar la ráfaga cuesta arriba de Vingegaard. Izagirre, que creció en un circuito de ciclocross, es hábil y valiente. En el empapado descenso del Joux Plane hacia Morzine ganó una etapa en e Tour. En la rampa del 20% del Castello, Vingegaard, bien lanzado por Valter, sólo les había sacado unos segundos al corredor vasco y a Guerreiro. Parecía suficiente renta para mantenerla en los toboganes del último kilómetro. Aun así, Izagirre peleó. Y perdió: el equilibrio y la etapa. Las caídas y los huesos rotos han marcado su carrera deportiva.
Mientras el corredor de Ormaiztegi maldecía su mala fortuna, Vingegaard hablaba por teléfono pedaleando sobre un rodillo. Feliz. «Ha sido una etapa espectacular. El equipo lo ha tenido todo bajo control», agradeció. Así fue. Uno de los suyos, Dennis, se metió en la fuga de Lastra, Isasa, Arrieta, Velasco, Arcas Ardila, Martín, Antunes y Schonberger. No tuvieron que subir el duro alto de Mariñas porque la organización de la prueba, presionada por varios equipos, recortó ese tramo para evitar el frío descenso.
La penúltima etapa iba a jugarse en el final empinado del Castelo. Sucedió igual que el viernes. Valter aceleró e hizo la selección para Vingegaard, que se fue cuando quiso. Aunque esta vez Izagirre le mantuvo siempre a la vista. Tan cerca estaba en la cima que quiso atraparle en una breve bajada. No. Se cayó y no podrá defender su plaza en el podio en la contrarreloj final, hecha también a la medida de Vingegaard (tiene 53 segundos sobre Guerreiro y 1.25 sobre Herrada). En O Gran Camiño, el dandés está reafirmando la ruta hacia su segunda victoria en el Tour. Si Pogacar lo permite, claro.
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