«¡Qué importa que un ciclista pierda la forma si otros lo están perdiendo todo!»
El Euskaltel impone a sus corredores que se queden en casa pese a que el sindicato (ACP) solicita a Interior que los profesionales puedan salir a la carretera tras estas dos semanas
Cuesta recordar lo que éramos hace sólo unos días. El coronavirus ha cambiado nuestro mundo. Ahora que todos podemos caer enfermos, suena con más fuerza aún la frase que unos días antes de que se suspendiera la clásica cicloturista Bilbao-Bilbao del 15 de marzo dijo en este periódico Jaime Lafita, que iba a cortar la cinta de salida de la marcha. Empresario, cicloturista y enfermo de ELA, Lafita ya no puede pedalear, ni hacer surf. Y le cuesta hablar. Pero mantiene intacto el sentido común: «No me puedo permitir el lujo de echar de menos lo que hacía el año pasado porque dentro de un año echaré de menos lo que hago ahora». El virus se ha llevado por delante la clásica, pero queda ese mensaje.
Durante los primeros días de la alerta, del confinamiento de la población, han aparecido ciclistas solicitando un permiso laboral para poder continuar con sus entrenamientos al aire libre. De hecho, el sindicato del gremio, la Asociación de Ciclistas Profesionales (ACP), ha pedido al Ministerio de Interior la autorización para que los 130 corredores profesionales españoles -los que quieran- puedan circular con un salvoconducto laboral emitido por sus empresas. «Les hemos recomendado que cumplan las dos semanas de cuarentena. Después, saldrían solos a la carretera y si los conductores cumplen las reglas y les adelantan con metro y medio de distancia, no hay más riesgo de contagio que en otros trabajos», defiende José Luis de Santos, la voz de la ACP, de los ciclistas.
Pero no habla por todos. El Euskaltel-Euskadi ha prohibido a sus corredores los entrenamientos al aire libre. Si lo hacen, será por su cuenta y sin nada, ni ropa ni material, que les relacione con la escuadra naranja. Cumplirán la orden. «Todos lo han entendido y lo han aceptado», apunta Jesús Ezkurdia, vicepresidente de la Fundación Euskadi. «Con la que está cayendo, lo que menos importa es que un ciclista profesional pierda su estado de forma. Hay personas que se están muriendo. Y muchos han perdido o van a perder el trabajo», compara.
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Pone una cuestión como ejemplo: «¿Qué imagen damos los ciclistas cuando un padre confinado en casa con sus hijos ve por la ventana que pasa un corredor entrenando? Tenemos que ser un ejemplo para los niños que quieran ser ciclistas». El Euskaltel-Euskadi mandó a casa a sus integrantes desde el principio. Otros equipos, en cambio, han pedido a sus miembros que traten de continuar los entrenamientos. Alegan que en países como Italia, Francia, Gran Bretaña y Suiza se permite a los corredores profesionales rodar en las carreteras con un salvoconducto. «Aquí se podría hacer tras estas dos semanas -defiende José Luis de Santos-. En Madrid sólo hay tres o cuatro profesionales. No se trata de ocio, sino de no perder todo el trabajo hecho estos meses. Muchos tienen contratos de un año y temen irse al paro».
La Federación Española de Ciclismo ha prohibido a los ciclistas salir a la carretera. Si sufren un accidente, argumenta el organismo, será considerado como negligencia y no tendrá cobertura del seguro. De Santos cree que esa directriz no afecta a los ciclistas profesionales, que estarían amparados por el seguro de sus empresas, como cualquier otro trabajador.
El Euskaltel-Euskadi no quiere que la ACP hable en su nombre en este asunto. Se desmarca, como han hecho algunos corredores a nivel personal. «Pero, ¡cómo vamos a salir con la bici a la calle cuando hay pacientes de Txagorritxu a los que ya están derivando a Eibar porque están saturados. No sabemos cómo va a evolucionar esta pandemia. Tenemos que ser solidarios con las familias que lo están pasando mal. Qué importa perder la forma física cuando algunos lo van a perder todo», insiste Ezkurdia.
Y algo más. El calendario de primavera se ha quedado sin carreras. El de verano no está asegurado. En España, si todo fuera bien, la actividad se reanudaría en junio con los campeonatos de España. Luego, sólo quedarían la Vuelta a Burgos, la Clásica de San Sebastián, el Circuito de Getxo y la Clásica de Ordizia. En tiempos así, con una enfermedad dándole la vuelta al mundo, conviene releer el mensaje de Jaime Lafita, enfermo antes de que a todos nos afectara el miedo a enfermar.