La gran mariscada que se llevó de Zumaia el prometedor ciclista vitoriano Diego Ruiz de Arcaute
El corredor de 21 años se impuso en el sprint que abrió el calendario vasco del pelotón sub-23, y recibió un curioso obsequio
El ciclismo alavés es una buena representación de la diversidad del Territorio. Lo mismo disfruta de uno de los mejores escaladores del pelotón como Mikel Landa que de un destacado clasicómano como Oier Lazkano. La velocidad lleva el nombre de Andoni López de Abetxuko, con esa figura de sprinter en la que parece poder convertirse el Diego Ruiz de Arcaute. El vitoriano se impuso ayer con autoridad en la volata del XVII Zumaiako Saria con el que se levantó el telón del calendario vasco sub-23.
El Caja Rural confía en su potencia. El equipo navarro controló la prueba guipuzcoana de principio a fin. «Teníamos un bloque muy fuerte y hemos trabajado muy bien», explicó el vitoriano. Tanto que pese a los numerosos intentos de fuga, no hubo escapada en los 114 kilómetros. Casi dos horas y media a tope. A más de 46 kilómetros de media. «Hemos ido muy rápido», se congratulaba. Era lo que mejor le venía.
El pelotón no se descompuso ni en los segundos pasos por las cimas de Meagas e Iraeta, sin rampas duras ni sostenidas. Ya no quedaban cuestas hasta la meta de Zumaia. Allí había sido segundo el año pasado. Como en Valladolid y Beasain. Su suerte cambió en casa, en Durana. Ganador del Eusebio Vélez y campeón de Euskadi. Ayer estrenaba el maillot con la ikurriña. Todo redondo, como el sprint. Lanzamiento perfecto de su compañero Aimar Madina y primera victoria del 2025.
«Hemos estado de sobresaliente todos los integrantes del equipo, me han dejado las cosas muy fáciles para ganar», reflejaba el alavés. Ganó por delante de Roger Pareta, de 18 años, y del vencedor de la carrera en 2022, el navarro Niko Aguirre, del Electro Alavesa Zuia Ingeniería. Los alaveses fueron los vencedores por equipos. «Un reflejo del trabajo colectivo y la cohesión del equipo», destacan desde el equipo.
La alegría se apoderó del ex del el Alimco-Iridoi, en forma tras una gran campaña de ciclocross. En lo alto del podio le esperaba un regalo singular. Se le entregó una caja de centollos, una mariscada obsequio de la empresa Viveros San Antón. Un obsequio sin el prestigio del codiciado león de peluche del Tour de Francia, que ni siquiera se vende en tiendas, pero también deseado por muchos. La velocidad de Ruiz de Arcaute tiene premio. Y futuro.