Alaphilippe bate a Roglic y a un enorme Valverde en la Flecha Valona
El francés logra su tercer triunfo en la clásica belga tras un ejercicio de cálculo y potencia, y el murciano sube al podio con casi 41 años
Para llegar el primero a la cima del Muro de Huy hay que tener el pulso firme. Agarrar las llaves sin temblar a 200 latidos ... por minuto. En esos dos minutos y medio que dura esta volcánica subida, el que quiera vencer tiene que mantenerse frío como una navaja. Precipitarse es pecado mortal. A Julian Alaphilippe, campeón del mundo, le dicen mucho que parece un espadachín, un mosquetero. Un D'Artagnan. Es certero, frío, en medio del campo de batalla.
Primoz Roglic enchufó su turbina a 350 metros del final. Lejos. Pero no le quedaba más remedio. Quiso con potencia resistente ahogar a los rivales más explosivos. A dos en especial. A Valverde, que por la acera había ganado una buena posición, y a Alaphilippe. Son los dueños de la Flecha Valona. El murciano la ha ganado cinco veces. El francés salió a por Roglic en busca de su tercer título. Valverde, su maestro, trató de seguirle. Casi lo consigue y con casi 41 años. Pero no. Las llaves del Muro ya no son suyas, sino de su heredero galo. Alaphilippe, verdugo, le clavó su espada a Roglic a veinte metros de la raya. Y, entonces sí, celebró con vehemencia su tercer triunfo en esta clásica belga. Enseguida le felicitó Valverde, tercero, con plaza en el podio de una carrera que ya ganó hace quince años.
Valverde es un apellido del pasado que se empeña en aferrarse al presente. Aunque le quedan cuatro días para cumplir 41 años, se reconoce en el espejo. Parece el mismo que en 2006 se impuso en su primera edición de la Flecha Valona, por delante entonces de Samuel Sánchez y Kroon. Luego volvió al Muro de Huy para vencer en 2014, 2015, 2016 y 2017. El récord. Más victorias que Eddy Merckx. Al Muro de Huy se sube por el Camino de las Capillas. Es tan empinado que obliga a los ciclistas a retorcerse de pie sobre los pedales. Así, en pie, se pone la historia de este deporte ante un mito presente, Valverde, tercero tras Alaphilippe y Roglic en esta Flecha Valona.
Su equipo, el Movistar, se encargó de que la fuga de Lammertink, Rosa, Vervaecke, Mertens, Howes, Moniquet, Armée y Velasco no tuviera opciones. Al conjunto español le echaron una mano el Ineos de Tom Pidcock y el Deceuninck de Alaphilippe. Las cotas de Ereffe y Gueusens, donde se movieron Wellens y Omar Fraile, no variaron el guion. Desde 2003, desde la victoria en fuga de Igor Astarloa, la Flecha Valona se decide en la subida final al Muro de Huy, en 1,2 kilómetros, con dos curvas que rondan el 20 por ciento de pendiente. En esta edición, culpa de la pandemia, se subieron sin el aliento del público.
El último de los fugados, Lammertink, llegó al inicio del Muro. Ahí dijo adiós. Alaphilippe ordenó a uno de los suyos, Honoré, sacrificarse en un ataque suicida. Eso obligó al resto, sobre todo al Ineos, a tirar a por él. Valverde, mal ubicado, tuvo que recurrir a su pericia y subirse a la acera para colocarse donde se repartían las medallas. En una cuesta así, hay que calcular cada gota de sudor. Se trata de llegar arriba, a los 50 metros finales, con una última bocanada de aliento.
Roglic no podía esperar tanto. No es tan explosivo como Alaphilippe. Probó desde donde nadie se atreve. A 350 metros. Pidcock no tuvo respuesta. Tiene 21 años. Ya la tendrá. Pero sí reaccionaron Alaphilippe y Valverde. Lo dos grandes dominadores del Muro. El murciano claudicó ante el ritmo de Roglic. Alaphilippe tuvo una marcha más. De pie, de lado a lado, se balanceó hasta colocarse a la par del esloveno cuando faltaban 50 metros. Roglic, como sorprendido, quiso reaccionar. No pudo. Iba vacío. Sin aire. Desinflado por la puñalada de Alaphilippe, que llegó con el pulso firme y abrió por tercera vez el Muro (2018, 2019 y 2021).
Séptimo triunfo de Van der Breggen
Fue la edición de la Flecha Valona más arcoíris. Si Alaphilippe logró el triunfo vestido con el maillot de campeón del mundo, unas horas antes lo había conseguido uniformada igual la neerlandesa Anna van der Breggen. Hizo historia. Es su séptima victoria. La reina del Muro.
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