Colbrelli se desploma tras cruzar la meta en la primera etapa de la Volta a Cataluña
El corredor, que recibió un masaje cardiaco, fue trasladado ya consciente al hospital para someterle a más pruebas
Nada más cruzar segundo la meta de San Feliu de Guíxols, el italiano Sonny Colbrelli, de 31 años y vencedor en 2021 de la París-Roubaix, se desplomó. El sprint, en una calle cuesta arriba, había sido agónico. El australiano Michael Matthews le había batido. Colbrelli perdió el conocimiento. Miembros de los servicios médicos de la Volta a Cataluña, que disponían de un desfibrilador, le atendieron de inmediato. El corredor recibió un masaje cardiaco. Lograron reanimarlo. Fue trasladado, ya consciente y hablando, a un hospital para someterle a más pruebas. El susto dejó helada la Volta, que acaba de comenzar y terminará el domingo. Colbrelli acababa de superar la bronquitis que le obligó a retirarse de París-Niza y le impidió estar en la Milán-San Remo.
La etapa fue trepidante, con viento y lluvia. Con abanicos. A toda velocidad. El equipo de Colbrelli, el Bahrain, anuló la última fuga para que el italiano disputara un sprint en subida hecho a su medida. A menos de 200 metros del final, Colbrelli se abrió a la izquierda. Por la derecha, a la par, se exprimía Matthews, otro especialista en metas así. Durante cien metros pedalearon igualados, hasta que el australiano se impuso. Levantó los brazos mientras a unos metros Colbrelli se desplomaba. El miedo a una tragedia sobrevoló sobre la Volta.
Las primeras informaciones hablaban de un masaje cardíaco. Más alarma. Afortunadamente, el corredor reaccionó. Queda el tremendo susto. Colbrelli fue un prometedor ciclista juvenil que ha tenido que esperar a la madurez para dar su mejor nivel. Debutó como profesional en el equipo Colnago (Bardiani). Era rápido y le encasillaron como velocista. Se empeñó en ganarse la vida en los sprints sin saber que tenía piernas para más.
Le faltaba confianza en sí mismo. Recurrió a un entrenador mental. Con 23 años tuvo una oferta del Sky, que le veía como un posible vencedor de la Milán-San Remo, pero renunció a dar ese salto por la relación casi familiar que tenía con Bruno Reverberi, patrón del conjunto Bardiani. Dejó pasar ese tren mientras ganaba clásicas italianas como el Giro de los Apeninos, la Coppa Sabatini y la Coppa Agostoni.
El tren volvió a pararse ante él en 2017, cuando le llamó el Bahrain, su actual escuadra. Colbrelli empezó a cazar triunfos de mayor entidad: etapas en la París-Niza y la Vuelta a Suiza, la Flecha Brabanzona y los campeonatos de Italia y Europa. «Mi vida cambió cuando descubrí que era más que un velocista», dijo. Es un clasicómano. Nada se puede comparar en su currículo con la victoria en la última edición de la París-Roubaix, uno de los cinco grandes monumentos ciclistas. Pese a su edad, era un debutante. Para él, el 'Infierno del Norte' parecía inalcanzable. Un sueño. «Esa mañana no creía que pudiera llegar al velódromo (meta)», confesó. Salió un día de invierno. De lluvia y frío. Los ciclistas iban cubiertos de barro. Rostros de tierra.
Colbrelli, el veterano novato, dio un curso de conducción sobre los adoquines mojados. Y batió a Vermeersch y Van der Poel ya en el velódromo de Roubaix. Se tiró al césped gritando feliz. El sueño era real. Esta tarde en la meta de San Feliu de Guíxols también acabó en el suelo. Sin sentido. Sin aire. Mareado por un esfuerzo total. Su corazón dejó de latir y los médicos tuvieron que reanimarlo mientras toda la Volta se echaba las manos a la cabeza.
