Adrià Regada remata el control del Caja Rural en el Eusebio Vélez

El Trofeo Eusebio Vélez le caracteriza el carácter familiar de sus organizadores, la Peña ciclista Durana y sus poco más de 60 socios, y su capacidad para descubrir nuevos talentos. Entre su palmarés figuran el Chava Jiménez (1992), Óscar Freire (1997) u Oier Lazkano (2019). Adrià Regada, andorrano de 20 años, es el último en aparecer entre una nómina de ilustres, después de frustrar la ilusión del vitoriano Gabriel Ibáñez Beltrán de Salazar (Fundación Euskadi), que vio cerca el triunfo en la carrera de casa.

Al hijo pequeño de Javier, mecánico del Astana, le arrebató la victoria de la prueba alavesa, patrocinada por EL CORREO, el equipo de su hermano mayor. El Caja Rural-Alea, el equipo de los vitorianos Gorka Corres y Diego Ruiz de Arcaute, ganador el año pasado, volvió a gobernar el Eusebio Vélez. Cuatro de los veinte ciclistas que coronaron en cabeza el tercer y último paso por Gatzaga eran del conjunto filial de la estructura profesional navarra, referente de la categoría sub-23 en la última década. La demostración del sábado en Natxitua fue de aúpa. Coparon el podio al completo. Juan Pedro Lozano (1º), Mikel Uncilla (2º) y Adrià Regada (3º).

En Durana se cambiaron las tornas. Juanpe Lozano controló y lanzó la llegada junto a la Iglesia de San Esteban, escenario de tantos desenlaces ajustados. «Me han colocado perfecto para el sprint. Los compañeros han estado de diez», aseguraba el ganador, Adrià Regada. Futbolista en su niñez, remató a bocajarro el trabajo de su equipo. El más rápido del grupo de 27 ciclistas que se jugó la victoria después de mojarse durante los 137 kilómetros del recorrido.

La incesante lluvia marcó la 56ª edición del Trofeo Eusebio Vélez, prueba popular del calendario de carreras sub-23 de Euskadi. La carrera recuperaba 30 años después el triple ascenso al duro Gatzaga (2,8 kilómetros al 9,1%). Los primeros pasos sirvieron para mostrar las dotes escaladoras de Iker Pérez (Caja Rural-Alea), quien coronó en solitario. Sus fuerzas menguaron en la ascensión definitiva. Se subió a tirones, tratando de romper con el control del Caja Rural, con ataques como el del australiano afincado en Cataluña Will Kirkham, admirador de Jens Voigt, no fue decisiva para el resultado.

«Quedaban 10 kilómetros para meta y hemos querido jugar mi carta. El equipo ha confiado totalmente en mí, han cogido al escapado y me han colocado perfecto para el sprint», explicaba Regada, de apellido acorde al tiempo que sufrieron todos los jóvenes corredores. El Monumento a la Virgen de Dorleta se quedó sin bendecir al ganador, bautizado bajo la lluvia en los metros finales.

«Lo único que tenía que hacer era lanzarme», esclareció en meta tras lograr su primer triunfo tanto en la categoría como con el Caja Rural. La última perla del Eusebio Vélez. Ciclista nacido y criado en Andorra, ese territorio bien poblado de corredores profesionales. Regadas probó primero como futbolista e hizo sus pinitos en el atletismo. Aunque brillaba, se decantó por la bicicleta, primero de mountain bike, ciclocross y ahora de carretera, donde sueña ser profesional. En el Caja Rural tiene muchos ejemplos a seguir, como el del vitoriano Javier Ibáñez.

Su hermano, Gabriel, golpeó el manillar al cruzar la línea de meta en Durana. Ese gesto ineludible de lamento y rabia por sentirse cerca de la victoria. Por poco. Llegó a emparejarse con Regadas en el sprint, muy por delante ambos del resto. Tercero fue Aimar Galdós (Fundación Euskadi), que sigue líder destacado del Trofeo Euskaldun tras recuperarse de una rotura de cadera el año pasado. Otro alavés, Jon Conejero (Electro Alavesa-Zuia Ingeniería), fue octavo.

• Temas
• Andorra (País)