¿Quién va a la final de Copa?
¿Con quién se suelen quedan los niños cuando hay partido? Me llama la atención que cuando se programan actividades dirigidas mayoritariamente a mujeres se cuenta con servicio de guardería, pero en este festival de testosterona a nadie se le pasa por la cabeza
Athleeeetiiiiic eup!
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Athleeeeeeeeetiiiiiic eup!
Athleeeeeeeeeeeetiiiiiiiiiii tarará tarará tara....
Bueno, bueno, bueno... ¡Aquí estamos de nuevo! Con las ilusiones puestas en otra final de Copa, otro ¡viva nosotros!, la gabarra surcando la ría en nuestros sueños, la mejor afición del mundo volcándose con su equipo. La ciudad entera vistiéndose de blanco y rojo. Los percebes y el champange. Todas las familias volcadas en esta aventura.
Hasta aquí todo bien, de verdad, me alegro infinito de que toda la afición sienta esta alegría inmensa, renueve ilusiones, sueñe bonito... Si algo bueno tiene pertenecer a un equipo es poder sumarte en los momentos de triunfo, disfrutar del subidón y, cuando una ciudad como Bilbao está soñando tan fuerte, la alegría se contagia.
Dicho esto, me gustaría que en esta euforia comunitaria pusiéramos la mirada un momento, solo un momentito, en los cuidados, en la realidad, lo que de verdad importa, más allá de pasarlo bien los días que tu equipo gana. Me gustaría que aprovechemos este momento para repensar en el reparto del disfrute. ¿Quién se lo va a pasar mejor estos días? ¿ A qué precio?¿Quién va a viajar a Sevilla? ¿cuanto va a costar esta ilusión a las familias? ¿Quién va a renunciar a qué para que esto sea posible?
Recuerdo una vez que el Athletic llegó a la final de la Copa. La gente fue a Valencia como si de una emergencia humanitaria se tratara, esta conclusión no es mía, es de mi pescatero que se lamentaba la semana de después del partido que no vendía ni las raspas: «la gente se ha gastado todo el dinero en la final de la Copa». Y pensé en todas las que se quedaron en casa y sostuvieron la final y el final de mes.
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Aprovecho que estamos otra vez en a punto de que vuestro equipo os necesite más que nunca para hacer la reflexión, pero lo pienso cada 15 días, cuando hay partido en San Mamés y veo el campo lleno. ¿Cómo influye la liga en las agendas familiares? ¿Qué dejamos de hacer por el fútbol? ¿Cuantas madres los domingos cuidando a las criaturas de la pareja? ¿Se considera cuernos poner por delante el fútbol a la pareja? ¿ Dónde se quedan los cuidados cuando vais a San Mamés? ¿Con quién se quedan vuestras criaturas? ¿Por qué no hay guarderías en el mejor campo de Europa?
Creo que sé por qué: porque todos estos cuidados están incluidos en los pactos no hablados, en lo implícito, en lo que se supone que se tiene que hacer. Es tan serio ser del Athletic que ni se plantea qué va primero.
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Qué sí, que sí, que muchas madres van al campo, que muchos aitas llevan a sus criaturas, pero me llama la atención que cuando se programan actividades dirigidas mayoritariamente a mujeres desde la organización se cuente con servicio de guardería muchas veces, pero en este festival de testosterona a nadie se le pasa por la cabeza.
¿No sería bonito tener una guardería en el campo? ¿No sería un sueño incluir los cuidados en la Copa? ¿No sería el Athletic un equipo ganador si pensase en todas las personas que hacen posible rozar la gloria?
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