Aparejadora y con carnet de autobús: conoce a Carol González, la mejor jugadora de fútbol playa del mundo

Laura González

Lunes, 25 de noviembre 2019, 00:13 | Actualizado 12:53h.

Comenta

Aparejadora y con el carnet de autobús, es la reina mundial de la arena. La gallega Carolina González es una de las futbolistas más portentosas de este país. Desde este verano milita en el Málaga, en la categoría Reto Iberdrola, la segunda división nacional, y desde hace tan solo unos días puede presumir de ser la mejor jugadora del mundo de fútbol playa. Una distinción que recibió hace poco más de una semana en Dubai, en la gala Beach Soccer Stars 2019, donde fue reconocido el talento de esta joven de 27 años (cumplirá los 28 en plena Nochevieja) que logró con España el oro en los Juegos Mundiales de la Arena el pasado mes de octubre.

Y eso que tan solo lleva cuatro años practicando este deporte. En 2015 recibió la llamada de la Selección Gallega para acudir al campeonato nacional, donde volvió a repetir al verano siguiente, logrando llevarse el torneo de selecciones autonómicas. Fue entonces cuando el combinado español, que estaba formando equipo para empezar a competir, la incluyó por primera vez en su lista, de la que se ha hecho una fija. Un debut que coincidió con su paso por el Oiartzun, en Primera División, una época de la que guarda vivencias imborrables. «Me dio mucha pena tener que irme. Para mí era mi casa, me trataron muy bien. Era la primera vez que me iba fuera«, declara a este periódico.

Quienes forman parte de los conjuntos de fútbol playa suelen ser jugadoras del balompié tradicional. En su caso ella se inició en el fútbol 11 tarde, con 18 años, después de llevar jugando al fútbol sala desde los once. «Veía que se me quedaba el campo un poco pequeño. Soy muy rápida», confiesa. De pequeña siempre estaba con un balón pegado a los pies acompañada de su hermano, con quien compartió innumerables 'pachangas' junto a sus amigos. Como uno más. Y siempre arriba, atacando, de delantera, marcando goles.

Aunque el fútbol y el que se disputa en la arena parezcan ser casi lo mismo, salvo el escenario en el que se practica, esta gallega apunta varias diferencias que hacen del que se realiza en las playas mucho más exigente. «El balón es distinto, y el ambiente, se suele jugar con música. Hay otras reglas y no llevas unas botas con tus tacos sino que te hundes más o menos hasta la mitad del gemelo. La arena te engancha para abajo y se te hace más largo el campo, aunque en realidad sea más pequeño. Engaña mucho, hay que tener mucha técnica», señala.

Al club de fútbol al que acude Carol a jugar procura tener una playa cerca para poder ejercitarse para el verano, que es cuando generalmente se celebran las citas de su otro deporte, en el que es la número uno. «Estando en el Oviedo me iba sola a entrenar cuando mis compañeras se iban de paseo a tomar un café. Me decían que a dónde iba, que igual estaba lloviendo, pero el fútbol playa me gusta tanto que me ayuda a desconectar y además si no entrenas luego llegan las competiciones y no evolucionas». El año pasado intentó fabricar ella misma una portería de PVC pero el dueño de una ferretería le regaló una portátil de fibra de vidrio.

Durante todo el año esta gallega vive pegada a un balón, sin descanso. «En realidad soy una afortunada porque mis mejores amigas juegan en mi mismo equipo de fútbol playa, el Playas de San Javier (de Murcia), y son tan buenas que van a la selección, así que para mí el verano es estar con ellas, con mis amigas». Su esfuerzo y trabajo se ha visto recompensado este 2019 con creces ya que además del Mundial y de ese premio individual, también ha logrado la Euro Winner's Cup, la 'Champions' del fútbol playa, siendo elegida MVP en el torneo. «Ha sido un año magnífico, tanto a nivel personal como de competiciones». Ahora Carol solo espera poder ir pronto a casa para poder enseñarle a su familia el trofeo que le fue entregado en Dubai, el que mostró la pasada semana en la recepción que brindó la Federación Española a todo el conjunto nacional.

En la gala en la que lo recibió, se lo dedicó en su discurso a su madre. «Mis padres en vez de irse de vacaciones por ahí siempre van a verme a donde yo estoy jugando. A mi padre le dedico los goles pero una madre es una madre, y a la pobre encima no le gusta mucho el fútbol», confiesa. «No había mejor persona para dedicárselo que a ella, que siempre está a mi lado y me dice que nunca tire la toalla y que siga trabajando, que nadie me va a regalar nada».

Carol ha vivido en primera persona el impulso y el paso adelante del deporte femenino en España, y considera que toda práctica es «digna de valorar», independientemente de quién la haga. «Hace 10 años cuando esto empezó a coger más auge no salíamos ni en la televisión, ni dábamos entrevistas ni éramos conocidas, pero a día de hoy hemos dado un paso de gigante. Estamos teniendo un papel más importante y eso es gracias a que la gente lo ve y le gusta. El fútbol al final sigue siendo lo mismo, sea masculino o femenino. Si te gusta el deporte deberían de gustarte las dos cosas», sentencia.

Pese a todos los éxitos conseguidos hasta el momento, la gallega aún tiene muchos sueños por cumplir. «Pero hago caso a mi madre y no los cuento, porque según ella si se dicen no se cumplen. De momento me está yendo muy bien, así que voy a seguir así», declara a EL CORREO. Lo que sí desvela es que quiere seguir disfrutando del fútbol, un deporte que en todas sus versiones es para ella un hobby, aunque confiesa que «más o menos» puede vivir de ello. «Independientemente de lo que gane me quedo con la experiencia que vivo y con la gente que conozco. De un premio a la larga nadie se acuerda y la experiencia de poder ir a Doha a jugar, de ser campeona con España o de estar jugando ahora en el Málaga no se paga con nada».