Mucho rival para un buen Gernika
La falta de acierto debilita a un Lointek que sufrió en sus carnes la permisividad que acompaña a los grandes
Un grande. Como suena. Por chequera abultada, buena elección de jugadoras, superpoblación de talento por metro cuadrado en su roster, y un entrenador cuyo pedigrí evoca grandes gestas del basket español. El hecho de poder competir contra el Uni Girona proponiendo un partido igualado, peleado, con la sensación de que si entraba algún balón más o se perdía alguno menos la tendencia podía cambiar, convirtió al Gernika en un rival mucho más que digno para las catalanas.
LOINTEK GERNIKA
60
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69
UNI GIRONA
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Lointek Gernika Bizkaia: Buch (1), Bjorklund (10), Arrojo (11), Roundtree (9) y Lo (8) –equipo inicial–;Ginzo (2), Cornelius (7), Colhado (8), Ivanovic, Ariztimuño (2), Alberdi (2).
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Uni Girona: Eldebrink (15), Gray (10), Elonu (12), Vasic (10) y Reisingerova (14) –equipo inicial–; Ferrari, Palau (4), Labuckiene (4).
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Parciales: 14-21, 14-17 (28-38), 14-12 (42-50), 18-19 (60-69).
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ÁRBITROS: Morales, Iglesias, García. Eliminada, Reisingerova.
Un Lointek que supo desde el inicio que iba a soportar una carga extra en la mochila por los condicionantes que incluye medirse a uno de esos grandes citados. Puede sonar a pataleo y en absoluto lo es. Pese a que el Girona iba sumando el doble de faltas que las de Mario López, el síndrome arbitral impedía un pulso en igualdad. Recordó este conjunto catalán al Joventut con el sello de Aíto García Reneses, ese ADN con el que se fueron inoculando todos sus asistentes, entre ellos Alfred Julbe, ayer en el banco gerundense. La idea es más vieja que el hilo negro. Ir siempre dos pasos por encima del límite para colocar a los árbitros en un callejón sin salida. Si pitan todo lo que hay y deberían ver, no hay partido o pasaría una factura carísima a piezas básicas para un conjunto que juega sólo con ocho efectivos.
Ese cóctel es veneno para el contrincante de turno. Revisar el partido llevaría a comprobar que extraordinarias jugadoras como Eldebrink, Palau o Reisingerova no llegarían al descanso. Que nadie entienda mal. Hablamos de uso excesivo de manos, de contactos ilegales, de caderazos en los movimientos laterales. Les sancionan como falta uno de cada cinco que hacen. De haberse concentrado en ellas las personales merecidas, la película hubiera cambiado radicalmente.
Dicho lo cual, no es algo con lo que no se cuente y hay que verlo –es injusto–como un componente del juego que nunca se erradicará. Y el Lointek supo salir de Maloste con la cabeza alta tras haber estado incluso más cerca de lo que parece de haber dado la sorpresa. Reisingerova, dueña de la pintura y la conexión Elonu-Gray comenzaron poniendo las cosas complicadas a un Gernika que lejos de achantarse contestaba cada canasta durante los primeros seis minutos. La marca sobre Buch superó a la gernikarra en una situación que se repite y de la que el equipo sale muy perjudicado. Pero Bjorklund, Lo y una incombustible Arrojo –la mejor de las de casa– se las ingeniaron para aguantar el ritmo.
Salió despistado el Lointek en el segundo cuarto y a los doce minutos el margen para el Girona llegaba al doble dígito (16-26). La reacción de las de Mario López fue coral, con el toque Ariztimuño que siempre se agradece, pero algunas soluciones tácticas no daban resultado. Vasic anotaba el primer triple del partido contra zona y buscando movilidad con tres pequeñas las líneas de pase se le nublaban a Buch. Muchos fallos en ataque que propiciaban una estadística irreal, un dominio del rebote que no se traducía en puntos.
Tras el descanso el Gernika retomaba el partido a diez puntos del Uni Girona. Las de Julbe no bajaron un ápice su 'intensidad' defensiva, aunque en buena lid desactivaron a Lo al sumirla una tremenda falta de confianza tras recibir dos tapones seguidos. El tope (30-45) llevó a las vizcaínas a luchar con más corazón y al menos rebajaron la desventaja a un solo dígito. El problema combinado era el desatino en el tiro y las pérdidas. Existía el riesgo que inconscientemente las locales bajaran los brazos, pero son guerreras, les encanta la pelea y ven luz al final del túnel mientras el resto lo cree ya tapiado.
Su primer triple se retrasó hasta el minuto 31, con Cornelius atinando sobre bocina de posesión desde casi nueve metros. La diana espoleó a las de Maloste, pero la serenidad no fue esta vez su aliada. Un robo y transición tres contra una para colocarse a tres puntos (hubiera sido el 49-52) no cuajó por un tapòn de Elonu a Ginzo. Gray m de la WNBA y tres veces All Stars– metió una marcha más y se acabó lo que se daba. El Girona fue mucho rival, en todos los sentidos, para un buen Lointek.