Fallece Enriqueta Basilio, la primera mujer que encendió un pebetero olímpico

El deporte mexicano y el olimpismo están de luto. La atleta Norma Enriqueta Basilio Sotelo, también conocida como la 'Diosa voladora', pasó a la historia por ser la primera mujer en portar la llama sagrada hasta un pebetero olímpico en los Juegos de México 1968. Apenas tenía 20 años cuando cambió la percepción del deporte femenino de toda una generación y, medio siglo después, ha fallecido a los 71 años tras ver su salud deterioriada a causa del Parkinson.

El Comité Olímpico Mexicano informó del deceso de la mujer que invitó a las demás deportistas a sentir los Juegos como suyos y dio el pésame a sus hijos, familiares y amigos. Campeona nacional de 80 metros vallas, fue la elegida para cambiar la imagen del país. «Ellos pensaron que siempre había sido un hombre y ahora iba a ser una mujer para cambiar la imagen de México ante las puertas que vamos a abrir para que en el mundo luzca nuestro deporte, economía, educación, política, todo», afirmó Basilio. «El doctor Eduardo Hay me dio un testigo y me dijo 'corre una vuelta y simula que esto es una antorcha'. Me fui al campo a correr otra vez. Se quedaron con la boca abierta», recordó sobre el momento de su elección.

Los 93 escalones que recorrió con la llama le aportaron el reconocimiento que la ha acompañado hasta su fallecimiento. El año pasado, volvió a encender el pebetero en un acto simbólico en el 50 aniversario de México 1968. Una situación muy diferente a la que vivió entonces, cuando militares le entregaron la antorcha olímpica debido al movimiento que terminó con varios estudiantes asesinados en una plaza pública en Tlatelolco diez días antes.

Basilio tuvo que improvisar la ropa con la que ascendió al pebetero ya que el Comité olvidó darle un uniforme, y ella escogió vestirse de blanco en un gesto por la paz. «Esos Juegos ya habían sido bautizados como la Olimpiada de la Paz», recordó en una entrevista. Compitió en 400 metros y 80 metros vallas en la cita en una época en la que apenas se hablaba de los derechos de la mujer. De hecho, su propia familia le prohibió practicar atletismo porque consideraba que no era algo femenino. En Secundaria demostró su talento como corredora de vallas.

«Me pasé al atletismo porque no era un deporte de contacto hasta que mi entrenador me descubrió y las autoridades convencieron a mis padres de que me dejaran venir a la capital», confesó en una de sus últimas apariciones públicas en 2018. Después de su retiro, llegó a ser diputada durante tres años. El mundo no olvidará su imagen vestida de blanco, con una cinta en el pelo y la antorcha en la mano derecha, en el momento en que Basilio cambió la historia para las miles de atletas que siguieron su ejemplo. Eso sí, después de ella, sólo otra mujer ha encendido un pebetero olímpico, la exvelocista australiana Cathy Freeman en Sidney 2000.