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Cómo lograr una flexibilidad mental

Descubre qué es esta capacidad que nos permite adaptarnos a las situaciones y cómo se entrena

Lunes, 16 de marzo 2020, 23:52

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Hoy tengo un entrenamiento clave dentro de la planificación de esta semana. Voy a desayunar y me doy cuenta de que no tengo plátanos. Estoy acostumbrada a desayunarlos cada vez que hago este tipo de entrenamiento. ¿Qué hago? ¿Desayuno cereales? ¿Me enfado? ¿No desayuno? ¿Te resulta fácil adaptarte a un cambio de planes, a gestionar imprevistos, a escuchar puntos de vista diferentes a los que tú tienes?

Existe una capacidad básica relacionada con la amplitud del movimiento, es la flexibilidad de nuestro cuerpo. El paso del tiempo y nuestros hábitos de vida van generando una rigidez física que condiciona esta libertad de movimiento. Y lo mismo que la refleja el cuerpo, también la refleja la mente. El cuerpo y la mente son dos dimensiones de la persona que podemos distinguir pero no podemos separar.

Por eso, hoy quiero mostrarte esta fortaleza clave: la flexibilidad mental. ¿Qué es? La capacidad de adaptarnos a las situaciones, la capacidad de darnos cuenta de que lo que estamos haciendo no nos funciona o ha dejado de funcionarnos. Quizás hubo un tiempo que nos sirvió, que era eficaz, sin embargo, ahora ya no lo es.

Esta fortaleza la podemos entrenar y para eso, necesitamos realizar algunos estiramientos mentales para adaptarnos a las circunstancias. Os propongo 3 reflexiones para flexibilizar nuestra mente.

1. Medir nuestro plan para avanzar. En el artículo anterior, reflexionábamos acerca de la importancia de medir si el plan es adecuado o no para mí. Este aspecto es central dentro de la planificación porque cuántas veces nos atascamos ante situaciones inesperadas, ante «malos» resultados, ante las mesetas del rendimiento…. Y es entonces cuando la rigidez, la frustración o el desánimo se hacen protagonistas de nuestro estado mental. Y ¿por qué sucede esto? Porque identificamos los resultados como evidencia de nuestra capacidad y esta identificación daña nuestra autoestima, nuestra autoconfianza y motivación… Nos olvidamos que los resultados muestran nuestra realidad de hoy. Son dependientes de aspectos controlables como nuestro esfuerzo y el proceso de aprendizaje.

Por eso es tan importante medir si el plan que estamos llevando a cabo es adecuado o no para lograr nuestro objetivo. Muchas veces, flexibilizar las estrategias del plan pueden ayudarnos a adaptarnos al reto.

2. Aceptar todo lo que está fuera de nuestro control como imprevistos, situaciones inesperadas que no nos apetecen, que no hemos elegido pero que forman parte de nuestra realidad. Aceptar esas mesetas de rendimiento, esas lesiones posibilita avanzar, encontrar soluciones, alternativas para seguir manteniendo el foco de atención en nuestro objetivo

3. Abrir nuestra mente a la posibilidad de reajustar nuestras expectativas. Existe el principio de adecuación que os mostraré en el próximo artículo y que es una clave importante para lograr los objetivos que nos proponemos.

Probad estos estiramientos mentales para lograr esa flexibilidad mental que tan necesaria es en estos entornos deportivos tan cambiantes y complejos.

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