Sabrina Ionescu, la nueva Lady Libertad
Nueva York tiene una nueva Lady Libertad. Sabrina Ionescu, elegida como número uno del primer draft virtual de la WNBA, llegará a la gran manzana dispuesta a liderar la resurrección de unas hasta ahora mediocres New York Libertys y a «utilizar el altavoz que me da esta ciudad y este deporte en defensa de las mujeres». La californiana, estrella de las Oregon Ducks e icono del feminismo en Estados Unidos, tiene el talento y el carácter necesario para revolucionar el deporte.
No fue el único hito de la noche de la lotería para los equipos de la mejor competición femenina. Tan esperado como el número uno de la reina del triple doble (es la que más ha logrado en la NCAA, chicos incluidos) fue la elección de Gianna Bryant, junto con sus compañeras de equipo Payton Chester y Alyssa Altobelli a modo honorífico. Las tres fallecieron junto a sus padres en el accidente del helicóptero de Kobe Bryant.
Ionescu saltó a los periódicos de medio mundo el año pasado, al completar un extraordinario triple doble de 29 puntos, 12 asistencias y 10 rebotes en la remontada que metía a su equipo en el sweet sixteen del March Madness. En España se le hizo más caso porque Maite Cazorla, la hermana de los exbaskonistas Carlos y Juan Pedro, era la escudera natural de esta sobresaliente base de origen rumano y 180 centímetros.
«Vete a jugar con muñecas»
Todos hablaron mucho de su capacidad para anotar, asistir y rebotear. Ella les hizo poco caso. Hace años que dejó de prestar atención a lo que digan de su juego. Ionescu es el equivalente de Westbrook o Robertson. El triple doble es su estado natural. De hecho, ha firmado 26 en sus cuatro años universitarios. Más del doble de los 12 con los que Kyle Collinsworth presumía hasta etonces de tener el récord. Shaquille O´Neal solo logro 6 en su paso por la NCAA.
Y aún así, su carrera no ha sido fácil. Especialmente, y de ahí su militancia feminista, cuando un iluminado, en la escuela, le prohibió seguir en el equipo. «Vete a jugar con las muñecas, me dijeron», explica ella sobre el momento en el que fue expulsada por la junta del colegio del equipo masculino de baloncesto, con el que ella competía.
Hoy se ríe. Es el primer universitario en pasar de los 2.000 puntos, 1.000 rebotes y 1.000 asistencias. Es el futuro del basket femenino. Un talento arrollador. Hace 30 meses que se sabía que el número uno del draft sería para ella. ¿Alguien podría dudarlo cuando su promedio por partido, en los cuatro cursos en la facultad, ha sido de 18 puntos; 7,3 rebotes, 7,7 asistencias; 3 tapones y 1,5 robos?
Por cierto, en esos cuatro años ha anotado el 42% de los triples que ha intentado. Con el retraso de los Juegos de Tokio a 2021 a consecuencia de la pandemia del coronavirus podría además convertirse uno de los grandes alicientes de la esperada cita olímpica.