Como todo el mundo sabe a Rajoy le gusta la marcha deportiva. A Bertín le dijo cuando fue a su casa a que lo entrevistase ... que lo que él hacía, en realidad, era caminar deprisa. Sea lo que sea está claro que es su momento del día y está mal que se lo amarguen. Ya durante el confinamiento los de la Sexta publicaron un vídeo donde se le veía saltarse las restricciones para salir a practicarlo a pesar de que el decreto de alarma lo prohibía, lo que prueba lo mucho que le satisface esa rutina, que es capaz de saltarse hasta la ley.
Esta semana fueron los de TVE los que le aguaron la caminata al expresidente. Emulando a los reporteros del 'Tomate' le sorprendieron micrófono en mano para preguntarle por su próxima declaración a propósito de los 'papeles de Bárcenas'. A él aquello le pilló con el pie cambiado pero guardó la compostura y huyó como pudo. Podría haber dado una patada al aire al estilo de Najwa el día después de los Premios Feroz. O haber espetado un «go away», como Verónica Forqué cuando le pillaron en el aeropuerto sin justificante para poder viajar. Pero no, mantuvo las formas.
¿Está la televisión pública para asaltar personajes en medio de la calle de cualquier manera? Algunos periodistas de esa casa creen que no. Xabier Fortes, Carlos Franganillo o Marc Sala criticaron en las redes sociales este modo de proceder, más propio de 'Sálvame' o de 'Socialité'.
'Las cosas claras', lo de Cintora en La 1, sigue sin encontrar el tono. Porque a TVE acudimos para informarnos de un modo determinado, sin aspavientos ni histrionismos. Porque si se rebaja a competir con las mismas herramientas y modos que ya utilizan otras cadenas tal vez alguien se pregunte si es realmente necesaria.
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