Las dos caras de los concursantes vascos de 'Masterchef': de las trampas de Jokin al contrato de Adrián

Todo comenzó en las cocinas del programa. Los aspirantes, emparejados, debían elaborar un plato en conjunto completamente a ciegas. Una cortina dividía las cocinas y las conversaciones entre las parejas estaban prohibidas. El objetivo era premiar a los que mejor se entendían. Y Adrián y Verónica rozaron la perfección. Fue tan buena la merluza en dos salsas que prepararon que los jueces les premiaron con un contrato de tres meses de prácticas en el restaurante del programa además de incorporar la receta al menú.

No es la primera vez que Adrián se lleva los elogios de los jueces. Hace unas semanas salvó el servicio de una prueba grupal que fue un desastre por culpa de su capitana y Pepe Rodríguez le otorgó el privilegio de poder salvarse a sí mismo, lo que él aceptó sin dudar.

La otra cara de la moneda es Jokin. El guipuzcoano es más noticia por su relación amorosa con una de las concursantes que por su cocinado. Quizás en otros realities como Secret Story le iría mejor. Ayer, el de Zumaia sufrió un duro varapalo. Eva, el amor que ha encontrado en las cocinas de Masterchef, fue expulsada por los jueces.

Aunque, incluso, se podría haber ido con ella de la mano. En el juego de parejas, Jokin y su compañero se chivaron del plato que iban a cocinar. «¿Te viene bien arroz?»; «Ya sabes cómo hacerlo»... Las cámaras del programa captaron la conversación ilegal. «Dos de vosotros apalabrasteis qué plato cocinar a pesar de estar prohibido. ¿Os suena?», afirmaban los jueces antes de comunicarles la nominación automática como castigo.