Rubiales reconoce la «cagada» de la Federación, habla del 'caso Negreira' y comparte sus intimidades

El fútbol español vive una de las mayores crisis de su historia: no puede competir con las principales ligas del continente europeo y las audiencias de los partidos en las plataformas de pago cada vez son más bajas. Ayer, en el programa de Risto Mejide, el máximo dirigente de la Federación, Luis Rubiales, elevó su tono contra el otro responsable de este deporte, el presidente de La Liga Javier Tebas, al que califica como «un gestor ruinoso». Directamente le amenazó con denunciarle por «cuestiones que creo que se hacen mal».

La guerra entre Tebas y Rubiales es solo uno de los muchos problemas a los que se enfrenta el fútbol español. Por ejemplo, el de la credibilidad. Desde que se conociesen los detalles del 'caso Negreira', la pulcritud de la competición ha quedado en entredicho. Según informó ayer 'El País', la Fiscalía denunciará al Barça por delitos de corrupción deportiva continuada, administración desleal y posible falsedad documental. Bajo la lupa de la justicia, los pagos del club azulgrana al exvicepresidente del Comité Técnico de Árbitros (CTA) José María Enríquez Negreira, a quien la entidad culé abonó siete millones de euros entre 2001 y 2018.

Como ya hizo en su última comparecencia, Rubiales se quitó el 'muerto' de encima. Él no era presidente cuando Negreira era el número dos del CTA, órgano dependiente de la Federación. Cuando el actual dirigente llegó al cargo en 2018 renovó la cúpula, dijo. Ayer con Risto no quiso hablar mucho del tema, pero recalcó que «ha salido en un momento en el que todo el mundo hablaba de lo mal que estaba La Liga» y que «una noticia bomba tapa otras que estaban en el candelero».

Risto, además de tocar el 'caso Negreira', también le preguntó por qué en la final de la Supercopa las jugadoras del Barça y Real Sociedad tuvieron que recoger las medallas de una mesa y no de manos del presidente como sucede con los chicos. Rubiales reconoció la «tremenda cagada» del protocolo. «Cuando lo vi, dije, 'esto está fatal, nos van a matar'». Tampoco pudo esquivar la pregunta de por qué la selección no hizo amago de lucir el brazalete arcoiris en Qatar para defender así al colectivo LGTB perseguido bajo las leyes del país árabe. «Nosotros nos ponemos nuestra equipación, saltamos al campo y jugamos el partido, ¿Qué vamos a hacer?», le respondió el jefe de la Federación. Rubiales, que llevó la Supercopa masculina a Arabia Saudí, aplaudió la evolución cultural que se vive en dichos países: «Qatar y Oriente Medio están evolucionando mucho».

Pero además de las muchas polémicas que persiguen a Rubiales, el presidente también quiso hablar de su vida privada. Fue el momento más emotivo de la entrevista. Recordó que en su momento de más debilidad al frente de la FEF su hija pequeña, que es futbolista, saltó al campo con el nombre de E. Rubiales. «Que tu hija con 10 años diga yo soy Rubiales y aquí estoy… me hace sentir muy orgulloso», afirmó.

También se emocionó cuando recordó el accidente que casi le cuesta la vida a otra de sus hijas. «Estuvo a nada de morir... iban a taladrarle el cerebro». Para el presidente, su familia es lo más importante: «Tu 'yo' interior es un piso y cuando tienes hijos descubres una puerta que da a una habitación mucho más grande que todo lo que tenías».

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