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Velázquez pintó 'La rendición de Breda' diez años después de los combates, en plena madurez creativa. Museo del Prado
Entre la realidad y la ficción

Rendíos ante Breda

La obra maestra de Velázquez no parece ajustarse a la realidad histórica, pero tampoco importa. Sus lienzos pueblan nuestro imaginario cultural

Gerardo Elorriaga

Viernes, 8 de agosto 2025

No podemos huir de Diego Rodríguez de Silva y Velázquez. No cabe renunciar al pintor esencial del realismo barroco porque sus lienzos pueblan nuestro imaginario ... cultural. Quién sabe cómo se apostaron ahí, quizás fue el fruto de una sesión de diapositivas durante la enseñanza secundaria o tal vez, del apático visionado del preceptivo documental vespertino de la 2. En cualquier caso, en algún momento llegaron para quedarse. El cerebro alberga una galería visual en la que, entreverados con piezas de Andy Warhol y Francisco de Goya, hallamos los herreros de 'La fragua de Vulcano', las infantas de 'Las meninas' y la profusión de alabardas y lanzas de 'La rendición de Breda'.

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El cuadro de la capitulación ocupa un lugar destacado en nuestra memoria. Ahora bien, ¿es realista? La solemnidad de la puesta en escena parece cuestionable. La ocupación de la ciudad holandesa fue un hecho cierto, pero la idealización que representa el acto de entrega de llaves se antoja alejada de la historia. Posiblemente, nunca tuvo lugar la ceremonia tal y como la describe el pintor y, sobre todo, el acto en el que el gobernador Justino de Nassau se inclina reverencialmente ante Ambrosio de Spínola, capitán general de Flandes.

La entrega se produjo el 5 de junio de 1625, tras once meses de asedio y cuando la guerra ya se prolongaba durante sesenta años, lo que la convierte en una de las contiendas más largas de la Historia. Esa disposición protocolaria resulta sorprendente en una atmósfera de enorme devastación, tras un sitio implacable en el que muchos murieron de inanición y las fuerzas se agotaron.

El auge y decadencia de la Corona española se halla muy vinculado a este excepcional episodio. La dinastía de los Austrias incorporó territorios europeos con sus cargas. Las Diecisiete Provincias incluían los Países Bajos, Bélgica, Luxemburgo y áreas de Francia y Alemania. Su importancia se deriva de su situación estratégica en el corazón del continente. La rebelión de la región septentrional vino inducida por razones sociales, económicas y religiosas. La burguesía local impulsó una insurrección deseosa de sacudirse el centralismo hispano y las pesadas cargas fiscales y, sobre todo, de gestionar libremente su país como una emergente potencia comercial. La mayoría calvinista también pretendía librarse de un régimen represivo que apoyaba sin fisuras la Contrarreforma católica. El odio incentivó la 'leyenda negra española', urdida en buena parte durante este periodo.

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'Teatro de sombras' muestra copias en distintos espacios de Breda I. Jaio | K. Van Gorkum

Velázquez pintó 'La rendición de Breda' , también llamado 'Las lanzas', diez años después de los combates, en plena madurez creativa, cuando ya había alcanzado una posición de privilegio en la corte de Felipe IV y acumulaba variopintos cargos, desde pintor de cámara a superintendente de obras. El cometido era más amplio e implicaba la realización de pinturas con las que decorar el Salón de Reinos del desaparecido Palacio de Buen Retiro, una villa diseñada para el recreo del monarca.

La temática de las piezas elegidas debía ensalzar la magnificencia del país, ya que habían de cubrir las paredes del espacio destinado a la recepción de los diplomáticos extranjeros. Esa cualidad ideológica caracteriza a la pintura del Barroco y explica su grandilocuencia. Hablamos de una labor de encargo que responde a las necesidades de los mecenas coronados. Las telas han de resaltar la autoridad de los poderes militares mediante grandes formatos, brillante cromatismo y un uso magistral de la luz. El trabajo ensalzador de Velázquez tuvo paralelismos, por ejemplo, en el de Charles Le Brun en la corte gala de las Tullerías.

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No existe el arte independientemente de su contexto y, a menudo, se produce una retroalimentación entre la fuente y la creación. Ese postulado anima la instalación 'Teatro de sombras', del dúo formado por la española Iratxe Jaio y el holandés Klas van Gorkum, recientemente exhibida en la ciudad que fue sometida a sitio. La propuesta pulsa la capacidad evocadora de la pieza, ya que han situado tres copias del lienzo en diferentes espacios. Este proyecto demuestra que la facultad de sugerencia de las obras maestras trasciende el tiempo y la verosimilitud. No lo duden. Olviden la historia y gocen de 'Las lanzas', aunque no acudan al Museo del Prado. Recuerden que el cuadro viaja siempre con nosotros.

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